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Alfonso R. Aldeyturriaga
Viernes, 26 de septiembre 2014, 14:04
Habló Felipe VI en su proclamación de una monarquía renovada para un tiempo nuevo. A su lado, aquel 19 de junio, doña Letizia, quien encarna a la perfección el papel que el Rey quiere atribuir a la institución. Porque la consorte de Felipe VI no ... es una reina al uso. Es, de hecho, la primera plebeya que se sienta en el trono de España. Hasta hace poco más de una década, doña Letizia llevaba lo que puede calificarse como una vida normal, aunque, al ser uno de los rostros de los informativos de TVE, contaba con notoriedad pública. Es, sin duda, la palabra y la imagen alguno de sus puntos fuertes y en los casi cien días como Reina ha sabido explotarlo.
Doña Letizia insufló aire fresco con su llegada a Zarzuela, acercó al entonces príncipe Felipe a una realidad de la que, evidentemente, el heredero de la Corona carecía. La periodista reconvertida en princesa tenía contacto directo con la calle, y más teniendo en cuenta su profesión. Un contacto del que, primero como princesa y ahora como reina, parece no querer desprenderse.
En estos diez años como miembro de la Familia Real se la ha visto de compras, sacando dinero de un cajero, en el cine, en conciertos... La última vez el pasado fin de semana, en el campus de la Complutense, siguiendo a Vetusta Morla. Lo que para cualquier otra persona resulta una hecho cotidiano, en doña Letizia es noticia. Aun así, pese a que por cuestiones obvias de seguridad se ha visto obligada a modificar conductas, la Reina no está dispuesta a renunciar a su parcela de intimidad, ni a la de su marido e hijas.
Volcada en la educación de la princesa Leonor y la infanta Sofía, como se recalca en su perfil de la web de la Casa Real, doña Letizia ha pasado de escudarse en la reina Sofía, con quien se dice que mantiene una excelente relación, a convertise en el centro y foco de la actualidad, tanto institucional como social. Porque, aunque le pese, es raro el día o la semana que no aparece en programas del corazón o en las revistas de papel cuché. Y siempre por cómo va vestida, no por lo que hace o dice. Muy comentado fueron en sus algo más de tres meses como Reina los pantalones blancos y rotos que usó para una salida nocturna con el Rey en agosto en Madrid.
Asumido que haga lo que haga siempre estará expuesta a todo tipo de comentarios, es evidente que doña Letizia, ni antes ni ahora, se ha dejado influir por críticas externas. Y es consciente de que las comparaciones con doña Sofía serán inevitables. De ahí que en el inicio del reinado de Felipe VI se ha cuidado al detalle la elección de los actos en los que participa la flamante Reina, sobre todo aquellos en los que lo hace en solitario, para que no se caiga en la tentación de buscar similitudes entre una y otra.
En estos casi cien días de reinado, que se cumplen el próximo sábado 27 de septiembre, doña Letizia ha tomado parte en 18 actos oficiales, de los cuales cinco han sido en solitario. Y en cuatro de ellos ha tenido la oportunidad de mostrar sus dotes oratorias con discursos en los que no se limita tan sólo a dar las gracias, sino que intenta ir más allá, nada que ver con la reina Sofía, a quien, pese a que lleva más de cincuenta años residiendo en España, le cuesta expresarse en castellano con total fluidez.
A partir de ahora, ya adaptada a su nuevo rol dentro de la Casa Real, doña Letizia tendrá que hacer frente a asignaturas aún pendientes como un viaje al extranjero en soltiario, participar en cenas de gala o abrir nuevas vías de cooperación internacional, uno de los pilares en los que se asentó doña Sofía.
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