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Melchor Sáiz-Pardo
Miércoles, 28 de mayo 2014, 13:46
Juan José López Ribes, el supuesto empresario barcelonés que escribió entre julio de 2011 y junio de 2012 seis extrañas cartas en las que se apunta un presunta relación de Iñaki Urdangarin con una transferencia de doce millones de euros desde Telefónica a una cuenta ... en la ciudad ucraniana de Odessa, está en la cárcel. El propio juez del 'caso Nóos', que le había citado a declarar como testigo el sábado en Palma, ha sido informado de que ese trámite iba a ser imposible, por lo que ha optado por interrogarle a través de video conferencia desde la cárcel de Barcelona, según el auto dictado por el propio instructor.
El tema de López Ribes sigue siendo de lo más confuso. Esas cartas fueron encontradas en un reciente registro en Barcelona en el transcurso de una investigación que nada tiene que ver con el sumario que instruye el magistrado de Palma y en las que, supuestamente, se apunta la existencia de una transferencia de doce millones de euros desde Telefónica a una cuenta en la ciudad ucraniana de Odessa. Un dinero, insinúa la persona que escribe esas misivas, que podría estar relacionado con Iñaki Urdangarin, quien fue alto directivo de la multinacional hasta su marcha tras estallar el escándalo por sus negocios al frente del instituto Nóos.
La propia Anticorrupción no da demasiado crédito ni a las cartas ni al autor de las mismas pero, tras recibir los textos de la Fiscalía de Cataluña hace unos días, las puso en conocimiento del juez Castro, quien decidió abrir una investigación para aclarar el asunto, con el interrogatorio de López como primera diligencia. Cuatro de esas misivas, que se incautaron en un registro ordenado por el Juzgado de Instrucción 18 de Barcelona en una investigación que arrancó el año pasado, López Ribes asegura que una empresa suya radicada en Ucrania recibió por error el 5 de diciembre de 2007 una transferencia por valor de doce millones de euros remitida desde una cuenta de Telefónica en la entidad Cajasol.
López Ribes argumentó que aquella supuesta transferencia errónea y su devolución le generaron graves perjuicios económicos y empresariales, y por eso reclamó a la multinacional más de 1,5 millones de euros como indemnización.
Ante la negativa de Teléfonica de abonar nada, el supuesto empresario amenazó con hacer pública la copia de la transferencia, remitirla al propio Castro, algo que nunca llegó a hacer, e insinuó que ese dinero en realidad era para «liquidar todas las facturas realizadas por una fundación sin ánimo de lucro».
En otra de las misivas, el empresario afirmaba que los doce millones "podían relacionarse con el nombramiento de un consejero de telefónica en junio de 2006 y que en agosto fue nombrado consejero de Telefónica Internacional y trasladado a Washington", es decir, Urdangarin.
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