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Rodrigo Errasti Mendiguren
Lunes, 23 de junio 2014, 00:25
Diez días después de ser aplastada en Salvador de Bahía por Holanda con una goleada humillante, España cerró lo que sabía desde aquel momento: Brasil era el fin de un ciclo. Ganó, pero terminó con su goleador histórico enfadado, desolado y llorando en un banquillo. ... Junto a él Xavi Hernández y Xabi Alonso. El sueño se terminó. El ciclo se completó tras un fiasco mayúsculo y un triunfo para la estádistica. Quedan los tres títulos consecutivos, el estilo, la idea y la mentalidad ganadora de un grupo brillante que hizo disfrutar a un país como nunca hubiese imaginado. Ahora, tras recibir los agradecimientos por todo lo logrado, deberá hacer autocrítica, reciclarse con este u otro seleccionador, que deberá eliminar vicios adquiridos, olvidarse de excusas de mediocres y dar galones a otros futbolistas que puedan devolverle a esa senda triunfal.
El ciclo se cerró de negro ya que España estaba en su propio funeral ante miles de personas que deseaban su defunción como dominador del fútbol mundial. En el doloroso evento estaba Australia, que fue más intensa, mostró una mayor determinación para el triunfo en un primer momento. La grada australiana, mezclada con la brasileña, abucheó al vigente campeona, al menos hasta el 13 de julio, cuando tocaba la pelota y coreó 'olés' cuando la tocabann los 'canguros'. España se fue poco a poco metiendo en el partido y mostró algunos trazos de lo que acostumbraba a ser cuando Iniesta conectó en ocasiones con Cazorla y encontró espacios a la espalda de la zaga australiana.
Aunque Villa y Torres estuvieron tan voluntarios como poco acertados en la finalización, no se les puede negar ese dinamismo con el que fueron capaces de lograr la primera Eurocopa en Viena y, pese a sumar más años, siguieron buscaron combinaciones con los laterales. De hecho, Alba tuvo la mejor opción en un taconazo del Guaje, ansioso por lograr otro gol que añadir a los 58 logrados con La Roja antes de despedirse. Y lo logró, porque por primera vez en lo que va de torneo, hubo un desmarque de ruptura en condiciones. Iniesta lo aprovechó mandando un balón para que Juanfran desde la línea de fondo, la pusiese al corazón del área donde Villa de tacón, de modo poco estético, la mandase a la red y se besase el escudo. Una buena foto para el póster de despedida. Una muesca más en el palmarés del nuevo embajador del fútbol español, que podrá ser presentado en el Melbourne City con un gol en bucle a un Ryan que tuvo que hasta despejar de cabeza ya que Reina buscaba a su amigo con balones largos. El meta por fin jugó en un Mundial y se le vio rápido para salir los pies de Taargart y evitar la igualada tras un error de Alba en un balón lateral.
Las lágrimas de Villa
Tras el descanso, salieron los mismos futbolistas y cuando se llevaban diez Del Bosque sorprendió quitando a Villa, quizá el más entonado de todos los españoles para poner al inédito Mata. Extraño, ya que se esperaba que Iniesta o Alonso fueran los que terminaran la cita en el banquillo. El pichici histórico de La Roja, que deseaba correr y pelear hasta el último segundo en el día de su despedida. Poco tacto de un Del Bosque horas después de haber manifestado que «ese tipo de detalles» solía cuidarlos. Después metió en el campo a Cesc, con quién ha tenido sus más y sus menos en esta concentración. El catalán ha llevado mal su suplencia, ha estado muy protestón hasta el punto de hacer enfadar al salmantino que tiró de refranero futbolístico para recordar el egoísmo de los futbolistas y la soledad del entrenador.
Mientras Australia trataba de contentar a la mayoría de aficionados de las gradas del Arena da Baixada, Iniesta tiró de chistera para asistir a Torres que se plantó ante el portero y definió con la misma frialdad que lo hiciera dos veranos ante Buffon. El destino quiso que Villa y Torres marcaran, recordando en el adiós español a su ciclo glorioso la importancia de su fútbol y sus goles. Al igual que en la noche gloriosa de Kiev, también marcó un Mata que aprovecha en cada partido los pocos minutos que disfruta. Lleva diez goles en 34 partidos, lo que confirma que está llamado a liderar el nuevo proyecto de España junto a Koke, Thiago, Ander Herrera y muchos otros supervivientes como Cesc, Ramos, Javi Martínez o Silva, que compareció por un Xabi Alonso que también se despidió. 'Adiós España Adiós', coreaba el estadio con mofa. Si es capaz de mantener recuperar los ingredientes que le hicieron ganadora, con la pelota como principal aliada, volverá a luchar por la gloria. Ese, con la idea y el estilo, es el legado de una generación irrepetible.
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