Las pintadas de la vergüenza

Uno de los elementos que más afectado se ha visto por el atentado ha sido el mapa de los campos de concentración de republicanos que se instaló el pasado domingo en el cementerio civil y que estaba antiguamente situado en la Plaza de Toros de La Manzanera.

También han aparecido con pintadas y simbología nazi la estatua de las Mujeres de negro (la obra de Óscar Cenzano, homenaje a las viudas y familiares de los asesinados) y el monolito dedicado a las víctimas. Además, los vándalos han escrito el lema «Pasamos y pasaremos», como respuesta al lema «¡No pasarán!» empleado por el bando republicano durante la Guerra Civil española.

La directiva y miembros de la Asociación para la Preservación de la Memoria Histórica La Barranca se han concentrado en el cementerio para valorar los daños y decidir las medidas a tomar. Félix Caperos, alcalde de Casalarreina, diputado socialista y miembro de la asociación, ha adelantado a este medio que se presentará la denuncia correspondiente ante la Justicia ante «la violación de este espacio en un día tan señalado» y por una acción «muy grave» y que resulta «muy dolorosa».

En un comunicado, La Barranca ha calificado las pintadas de «atentado realizado contra la memoria de los más de 400 asesinados por el franquismo» y ha tildado también de «profanación» lo ocurrido. Además, insta a las autoridades competentes a tomar las medidas oportunas y perseguir con todos los instrumentos legales estos hechos, en su doble vertiente de atentado contra el patrimonio y contra la memoria de las víctimas, así como por enaltecimiento del terrorismo». También, alienta a las instituciones públicas para que «tomen nota de estos hechos para que investiguen la autoría de los mismos y, en vista de las iniciales aparecidas en el mapa de los presos (A.E.), que se investigue su posible vinculación con algún partido político o asociación».

Por último, considera que «éste es un ejemplo de la necesidad de reivindicar el cumplimiento íntegro de la Ley de la Memoria Histórica, así como la implicación de las instituciones públicas en la defensa de los valores democráticos que representa este memorial».

El cementerio se erige sobre la fosa común en la que se fusiló y se enterró en el último trimestre de 1936, un número indeterminado de personas que las fuestes oficiales cifran en unas 500 y que, sin dar un dato concreto, La Barranca y familiares de los fallecidos consideran muy por encima del medio millar.

El mapa colocado el pasado domingo, un mural de 3,40 metros por 2,40, estuvo instalado en La Manzanera desde julio del año 1937, y perseguía el objetivo de servir como instrumento de "propaganda y humillación" del bando franquista, según explicó Carlos Munión, uno de los miembros de la Asociación La Barranca días antes de su colocación el en cementerio civil. Desde el derribo de la plaza, permaneció guardado en el parque de servicios hasta el pasado 10 de abril.

La noticia ha despertado la polémica en las redes sociales y se han producido numerosos mensajes de repulsa.