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«La Seguridad Social está exhausta, no sigamos ordeñando esa vaca». El economista riojano José Antonio Herce, presidente del consejo de expertos del Instituto BBVA de Pensiones, alertó ayer de la necesidad de reinventar el sistema público de pensiones con el retraso de la edad de jubilación como eje principal de su supervivencia.
Protagonista de la jornada 'Escenarios Económicos', organizada por la entidad bancaria y Diario LA RIOJA en Bodegas Franco Españolas, el experto calagurritano desgranó a lo largo de los 58 minutos que duró su conferencia 'El futuro de las pensiones: entre la longevidad extrema y la robotización', una serie de conclusiones demoledoras: «Es indispensable que haya vidas activas más largas», aseveró Herce ante un auditorio entre el que estaban presentes, entre otros, el delegado del Gobierno en La Rioja, Alberto Bretón; los consejeros Conrado Escobar y Alfonso Domínguez; el responsable de la Territorial Norte de BBVA, Carlos Gorría; y el director de Diario LA RIOJA, José Luis Prusén.
«Si la edad media de jubilación ahora mismo fuera a los 72 años se resolverían todos los problemas de sostenibilidad del sistema, para con una esperanza de vida de 83 años, tener por delante 11, 12 13 años como mucho, no 22. La Seguridad Social a los 12 años ya nos ha devuelto todas las cotizaciones que hemos pagado y los 10 años más que nos quedan son gratis et amore y que los paguen los marcianos», defendió, en declaraciones a Diario LA RIOJA, una vez concluido su discurso. Y el economista fue aún más allá: «Hablaríamos de 72 años que deberían ir incluso aumentando, ya que si la esperanza de vida crece hasta los 92 años... la edad media de jubilación debería crecer hasta los 76 o 77», edades de las que el experto excluyó «a profesiones muy onerosas, como mineros, maestros, marineros, camioneros..., que hoy no se jubilan a los 65, y que, como son relativamente pocos, serían fácilmente reciclables para otras cosas porque son sacos de experiencia».
Diseccionada en tres bloques -longevidad, sostenibilidad y cobertura y robotización- Herce arrancó su intervención, trufada de ironía y toques humorísticos, con la denuncia de que «en este debate hay confusión, ignorancia y también mala fe» para, a continuación, lanzar la primera andanada de grueso calibre: «No envejecemos, sino que vivimos cada vez más, todos y todas. Desde hace 160 años vivimos dos meses y medio más cada año que pasa y nuestros hijos van a vivir más de 100 años y es obvio e inmediato que no podrán jubilarse a los 65 años». «Nadie les va a permitir jubilarse a los 65 ni a los 67 ni a los 70, vayan anunciándoselo», remachó.
El presidente del consejo de expertos del Instituto BBVA de Pensiones, tras recordar que «la Seguridad Social se inventó hace más 130 años en la Prusia del kaiser Guillermo y del canciller Otto Von Bismarck, cuando la esperanza de vida era de 37 años y la edad de jubilación 65, a la que llegaban dos y duraban muy poquito», destacó que «la esperanza de vida hoy se ha duplicado y más, pero la edad de jubilación sigue siendo la misma».
Y puso más ejemplos, como que en el año 1900 solo el 26% de una generación llegaba a cumplir los 65 años, porcentaje que hoy se encuentra a los 91. «Hace un siglo a una persona de 65 años le quedaban 9,1 años de vida y hoy le quedan 21 0 22 y para encontrar en la actualidad la edad a la que nos quedan 9 años de vida hay que irse a los 81», sintetizó.
Tras huir de la incidencia de la baja natalidad -«Estamos abocados a una longevidad extrema y en este tema los niños y niñas son insustanciales. Tener niños y niñas para que nos paguen luego las pensiones es una faena para ellos porque luego tendrán que hacer ellos lo mismo», avisó-, Herce alertó de que «retrasar la edad de jubilación dos años, lo que llegará en el 2027, no sirve para nada» y fue tajante a la hora de augurar que «no se podrán pagar las promesas que tenemos por la sencilla razón de que la gente vive cada vez más, entra cada vez más tarde al mercado de trabajo y quiere salir cada vez antes. Eso es insostenible».
También minimizó la importancia del fondo de reserva de la Seguridad Social -«La hucha es pequeña, lo ha sido siempre, es el 6% del PIB y con eso no vamos a ningún sitio»-, anticipó la disminución de las pensiones: «No van a perder valor nominal, pero sí poder adquisitivo, lo que se puede compensar de muchas maneras, por ejemplo, con ahorro provisional, ya que con una tercera parte del patrimonio inmobiliario que tiene hoy un jubilado se compra una renta vitalicia suficiente para compensarlo».
Ante este panorama desveló que los expertos de la entidad defienden que «el sistema actual puede sustituirse con ventaja con un sistema en el que desde la edad de jubilación que queramos hasta la gran edad de hoy, los setentaymuchos, intervenga un sistema de aseguramiento casi obligatorio o por defecto de rentas temporales, muchísimo más eficientes que las vitalicias; y luego, a la gran edad, reinventamos la Seguridad Social, como hizo Von Bismarck, y la aseguramos a muerte, incluida la dependencia, con cotizaciones mucho más bajas durante el ciclo laboral, pero eso sí, tenemos que estar dispuestos a trabajar más y mejor».
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