«Fue un reto poner en marcha una institución así»

Sagrario Grijalba, Mila Torrecilla y Esther Ocón son PAS (Personal de Administración y Servicios) y han visto nacer y evolucionar a la Universidad de La Rioja como si de un hijo se tratara. En el caso de Esther su llegada fue justo un año antes de que se convirtiera en UR. «Entré como interina en 1991 y en 1995 aprobé la oposición; luego he ido promocionando, pasando por distintos cometidos hasta ahora, en el Servicio de Gestión de Grado», explica. A ella le tocó la tarea de matriculación en la primera promoción UR.

«Empezamos solo once funcionarios de carrera en 1992», recuerda Sagrario Grijalba, responsable de Protocolo, que vio cómo súbitamente, con la llegada de la UR, pasaba de la escuela de Magisterio a encargarse de un área vital. «No sabía ni lo que significaba. Recuerdo que llamé a mi homólogo en la Complutense y sólo me dijo: sentido común. Y con eso y un libro... ¡A aprender!», cuenta.

Mila Torrecilla es jefa del Servicio de Investigación, un cargo importante por la gestión de gastos, proyectos de investigación... Su carrera se inicia para la Universidad de Zaragoza en 1975 y ha ido ascendiendo continuamente. «Fue un reto poner en marcha una universidad entre todos», asegura.

Al echar la vista atrás fluyen las anécdotas. «En la primera selectividad nos dieron las seis de la mañana», cuenta Sagrario. "La de pizzas que han caído por las noches en procesos de tribunales de oposición», admiten. "Recuerdo estar a medianoche amueblando el Quintiliano», dice Esther. Pero si en algo coinciden es en la pertenencia: «Es nuestra universidad; hemos metido todas las horas del mundo».