«El nacimiento de la UR vino sobre todo por empuje social»

Luis Español (Zaragoza, 1949) es uno de los padres de la actual Universidad de La Rioja. En él recayó el cargo de vicerrector de la Universidad de Zaragoza para el Campus de La Rioja entre 1988 y 1992, justo la génesis de la UR.

«Previa a la concepción de la universidad propia, inicialmente en Logroño había dos escuelas universitarias dependientes de la Universidad de Zaragoza: Magisterio y Peritos (Escuela Técnica de Ingenieros Industriales). Luego con la Ley de 1973 surgiría el llamado Colegio Universitario que en la línea de ciencias tenía Matemáticas y Químicas y en letras, Geografía e Historia y Filología Hispánica; el edificio central de este colegio estaba en la calle Obispo Bustamante, junto al actual Ayuntamiento de Logroño. Después se fueron ampliando los estudios con creación de Empresariales y casi en vísperas de nacer la UR se puso en marcha Derecho», recuerda Español, hoy profesor de Matemáticas.

Entre las infraestructuras que le tocó gestionar estuvo el edificio Quintiliano, la Biblioteca o la ampliación del Politécnico, así como una instalación profesional de la universidad en el ala de Latinos del Seminario. También, se generó un espacio para las oficinas del vicerrectorado en las que hoy se ubica la Fundación Universidad de La Rioja (FUR) que antaño ocupaba la empresa Somieres Acedo.

«El nacimiento de la UR vino sobre todo por un empuje social», reflexiona. «En cuanto al profesorado se podía haber seguido dependiendo más tiempo de Zaragoza, pero desde un punto de vista socio-político eso era difícil una vez que se crea la comunidad autónoma y la figura de los consejos sociales: era contradictorio que una institución de aquí tuviera que estar aprobando presupuestos en Zaragoza», explica.

Pero no fue un proceso ni sencillo ni corto. «Entre 1989 y 1992 yo hacía los mismos kilómetros que un viajante de comercio, el triángulo Zaragoza-Madrid-Logroño acabó con un Ford Escort», cuenta con simpatía. «Aun así, los plazos se acortaron».

Echando la vista atrás, Español lo tiene claro: «Tengo la sensación de haber participado en un momento insólito. De haber vivido con mucha intensidad un época magnífica y vertiginosa».