El baile de las portavocías

«La van a sustituir y va a ser pronto. Muy pronto». Desde la oposición se alude en estos términos a la inminente destitución de Concha Arruga al frente de los escaños del PP. Quien así lo afirma extrae esa conclusión del ambiente vivido ayer durante la reunión de la Junta de Portavoces, donde los congregados observaron en Arruga y en la presidenta del Parlamento, Ana Lourdes González, el tipo de lenguaje no verbal que ahorra comentarios. Arruga, que el lunes ya se resistió a pronunciarse a este respecto, se parapetó ayer en un mutismo semejante. De producirse su relevo, y por lo tanto dejara de estar liberada a sueldo del Parlamento, le espera su plaza como profesora de Derecho de la Universidad de La Rioja. Su recambio saldría del grupo de parlamentarios que sí apoyaron a José Ignacio Ceniceros en el congreso del PP; según las fuentes consultadas, sería el diputado Jesús Ángel Garrido.

Lo cual representaría el enésimo baile de portavoces en una legislatura que ni siquiera lleva dos años. También Podemos ha protagonizado sus propios vaivenes: al inicial, Germán Cantabrana, le relevó cumplido un año de mandato Juan Calvo, que a su vez cedió el testigo a Ana Carmen Sáinz, un nombramiento pendiente no obstante de oficializarse. Desde Podemos alegan que se trata de implantar una portavocía rotatoria, afirmación que desmiente el sector que apoya a Cantabrana, donde niegan que, como publicó ayer este periódico, el conjunto de la formación apoye rotundamente a su líder, Kiko Garrido. En opinión de los críticos, contra lo afirmado por el sector oficial, «no hay siete círculos en La Rioja, sino cuatro». «Los dos de Logroño y Haro piden la revocación de Garrido y otros dos no se han reunido», aseguran.