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Proyectos de vida destruidos

NATALIA ORAÁ Y RAQUEL TORIBIO | PSICÓLOGAS (NATALIA ORAÁ ES PSICOONCÓLOGA Y RAQUEL TORIBIO ES RESPONSABLE DEL ÁREA DE PSICOLOGÍA DE LAS EMERGENCIAS Y CATÁSTROFES DEL COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS (COP))

Sábado, 29 de octubre 2016, 23:07

La desaparición de una persona constituye la destrucción de un proyecto de vida, no sólo del desaparecido, sino de aquellos seres queridos que esperan su regreso. Cuando ese regreso no se produce sus familiares no tienen la certeza de su fallecimiento, por lo que esperan, muchas veces de manera irracional, que esa persona aparezca con vida. Esto supone no sólo vivir el proceso de duelo debido a la pérdida, sino que además es probable que se prolonguen e intensifiquen las fases de este proceso, como la negación (sentir y pensar que se está viviendo una irrealidad, pensar que ha sido un error y que el ser querido volverá en cualquier momento.).

Por otro lado, son muertes inesperadas en las que el familiar no se ha podido despedir y el hecho de no haber podido ver el cuerpo del fallecido, hace que los sentimientos de angustia, culpa y enfado sean más intensos que cuando el fallecimiento se produce en otras circunstancias, como la muerte por una enfermedad prologada.

El problema en estos casos es que el familiar no ha podido decirle lo mucho que le quería, no ha podido cerrar asuntos pendientes o pedirle perdón por algo. La sensación de no haber podido despedirse agrava y dificulta el afrontamiento. En estas situaciones puede ocurrir también con más probabilidad que emociones normales en el duelo, como la tristeza, acaben en sentimientos de culpa por pensamientos irracionales como sentirse responsable por no haber evitado el fallecimiento, por no haberle sabido proteger. Pensamientos y sentimientos que pueden llevar a un duelo más complicado.

Para afrontar esas pérdidas es importante expresar el dolor. Habrá momentos en que la persona sienta que está volviéndose loca y expresar estas emociones le ayudará a avanzar en el proceso de la pérdida. Pedir ayuda a familiares y amigos es muy aconsejable ya que el duelo consume mucha energía y las tareas cotidianas pueden suponer un desafío. También es conveniente buscar ayuda en los profesionales de la salud, visitar al médico con regularidad o buscar apoyo psicológico, ya que pueden ser un importante apoyo en estos casos.

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