Decían que El Cid se permitía ganar batallas incluso estando muerto. Es un mérito que palidece al lado del que acaba de conquistar Cuca Gamarra: ganar una batalla sin tener que presentarse en el campo de armas. En el pulso soterrado que vive su partido, ... entre afines a José Ignacio Ceniceros e incondicionales de Pedro Sanz, la alcaldesa de Logroño se alza de momento como la gran vencedora. Ni siquiera tiene que competir. Le basta con exhibir la autoridad que le concede su condición de figura emergente, así en La Rioja como a nivel nacional. La única líder capaz de congregar en torno a sí las distintas sensibilidades afloradas entre los suyos. Mientras medita si finalmente se hace con los mandos del partido, mientras aguarda novedades del 26J por si acaso está entre los llamados y también entre los elegidos, Gamarra mueve ficha como quien no quiere la cosa y pone a una persona de su máxima confianza en puesto de salida hacia el Congreso.
De carambola, con la designación de su jefa de gabinete para el número dos en la lista a la Cámara Baja, Gamarra envía el mensaje que ansiaban quienes dentro de su partido claman por un relevo generacional. Ya lo tienen. Cotelo milita en otra quinta a la que acunó a su predecesora en la candidatura, Conchi Bravo, a quien se releva alegando motivos personales. De rebote, cae también del tercer puesto en que figuró hace medio año Juan Antonio Abad, quien ha vivido días mejores en el PP riojano. De alcalde de Arnedo y diputado en el Congreso, pasa a la situación de jubilado en esta actividad, mientras tal vez rumia en silencio la amargura propia de quienes, de pronto, adquieren la condición de ex.
Pero más allá del baile de nombres, más allá de la permanencia en el resto de puestos de salida de los dirigentes más fieles a Sanz, la candidatura del PP sirve para confirmar ese pacto no escrito que sellaron los dos presidentes: el del partido y el del Gobierno. Ceniceros le aconsejó a Sanz que no se metiera en las cosas del Palacete; su antecesor replicó pidiéndole lo mismo respecto a la sede de Duquesa de la Victoria. De modo que la carrera que se avecina al 26J puede leerse como una especie de armisticio entre ambas facciones. Una tregua con una vencedora. La alcaldesa Gamarra.
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