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l.j.r.
Lunes, 16 de mayo 2016, 22:12
La sentencia del Supremo no sólo ha despertado los recelos de los pescadores. Una interpretación extrema planteaba dudas sobre el futuro de las piscifactorías dedicadas a la trucha arco-iris -las de Viguera y Bobadilla en La Rioja- ante la imposibilidad de transportarlas «vivas o ... muertas». Pero el primer párrafo de la disposición adicional sexta -cuya nulidad solicitaron sin éxito los demandantes- actúa a modo de 'salvavidas'. Así lo entiende Fernando Otero, abogado de Esacua, la asociación española de acuicultura continental. «Como regla general se prohibe todo lo relacionado con las especies consideradas invasoras, pero se plantea una excepción que la sentencia no ha alterado».
Esa excepción da luz verde al pescado cultivado en piscifactorías, siempre que se garantice el aislamiento biológico de las truchas en cultivo, es decir «la adopción de medidas preventivas apropiadas y suficientes [...] para prevenir escapes, liberaciones y vertidos» a los ríos, algo que, según Otero, todas las piscifactorías cumplen.
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