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Alberto Gil
Domingo, 24 de enero 2016, 17:40
No hay dos sin tres, desgraciadamente, para Óscar Pita y David Eive, dos trabajadores gallegos de Altadis que asisten en primera persona al tercer cierre de factorías de la compañía tabaquera. Sufrieron las primeras reconversiones, tras la fusión de Tabacalera y la francesa Seita, en ... su propia casa con la clausura del centro de producción de La Coruña en el año 2002. Óscar y David habían entrado a trabajar en 1996.
En el 2003 recayeron en el centro de producción de Altadis de Alicante, donde ambos compraron una vivienda y se trasladaron con sus familias con el fin de iniciar una nueva vida. Interrumpida de nuevo siete años después por el cierre de la factoría de la Comunidad valenciana: «Qué vas a hacer; vuelves a partir de cero, coges las maletas y empiezas de nuevo», explican con resignación.
El nuevo anuncio de cierre es, con diferencia, el más difícil para David Eive, puesto que ya pasa de los 40 y tiene un hijo de cuatro años: «Hace un mes compramos una vivienda; antes era más joven y sin 'cargas', pero ahora me duele mucho la idea de venderlo todo y volver a empezar, sobre todo, por el chiquillo».
Óscar, con 51 años, entra dentro de la edad de corte de las prejubilación y se considera afortunado. «Te quedas con un 70% del sueldo pero se acabó esta incertidumbre». En todo caso, critica las formas y la actuación de la tabaquera: «En esta ocasión, apenas han dado unos meses para que la gente pueda intentar rehacer sus vidas cuando otros cierres se anunciaban con dos años o año y medio». «Lo que está claro -continúa- es que el beneficio de las tabaqueras, baje o no baje la producción, sigue siendo extraordinario».
Óscar y David son, probablemente por experiencia, los dos trabajadores de los 471 de Agoncillo que más claras tienen las cosas sobre el futuro de la factoría riojana. «El cierre es un hecho; habrá encierros, movilizaciones, promesas políticas..., pero cuando esta gente dice que se va no hay vuelta atrás». «Lo hemos vivido -continúan- en La Coruña, primero, y luego en Alicante y ahora lo volveremos a ver aquí en Logroño».
Óscar tiene prácticamente decidido que volverá a Alicante con su mujer: «Tenemos todavía allí una vivienda en propiedad, con hipoteca, y supongo que será nuestro primer destino».
David no lo tiene tan claro: «Hay que ver si salen plazas de Cantabria y hablaremos entre la familia a ver si podemos optar a alguna». «De momento -continúa-, no sabemos».
En cualquier caso, ambos trabajadores tenían claro que todo era cuestión de tiempo: «No es un problema de viabilidad estricta de las plantas -insiste Pita-, todas las cerradas daban beneficios, la cuestión es que sean más altos».
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