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E. SÁENZ
Lunes, 9 de noviembre 2015, 10:14
Todas estaban ahí, pero pocos lejos de sus límites eran capaces de ubicarlas con exactitud. Lugares de paso, enclaves alejados de casi todo, municipios con atractivos reservados para quien alguna vez se atrevía a romper la barrera de la distancia. O como describe la alcaldesa ... de esa Ciudad Real que fue uno los primeros núcleos intermedios que conquistó un espacio propio en la geografía social e industrial del resto del país: «Capitales de provincia en el sentido más negativo del término que gracias al AVE y todas las oportunidades que ha facilitado se han convertido en referente». Pilar Zamora aún recuerda la estampa entre nostálgica y sombría de aquella 'capitaleja' previa a la llegada de la alta velocidad y cuya inauguración «lo cambió todo».
Desde la autoestima de Ciudad Real hasta su hostelería, la industria petroquímica, la cultura. Y también su fisonomía. El AVE fue hace ahora 23 años la ocasión de sacar del centro la vieja estación convertida en barrera urbanística y trinchera de separación entre clases . El eje vital se expandió a la periferia con más de 2.000 viviendas y una avalancha de viajeros empezó a apearse en ese punto que otras veces había pasado de largo al calor de una multitud de enlaces que siguen ampliándose y la cercanía con Madrid, que ahora queda a 50 minutos en hasta 24 conexiones al día.
El presidente de la Cámara de Comercio certifica el diagnóstico vertebrador de la primera edil y suma el capital humano que el AVE ha traído en sus vagones. «También transporta talento», resume Mariano León para explicar cómo gracias al tren los hospitales y la Universidad de Castilla-La Mancha se han nutrido de profesionales sanitarios y académicos de alto nivel que acuden desde la capital en un tránsito continuo que ha permitido a Ciudad Real evitar el efecto 'ciudad dormitorio' y alimentar una oferta de ocio y cultural casi inaudita antes de 1992.
El letargo cordobés
Córdoba también estaba hasta entonces «aletargada». O al menos, así la rememora Ignacio Fernández de Mesa. Su ingente patrimonio histórico era casi un secreto que a partir de la llegada del AVE se convirtió en un reclamo de primera magnitud para tantos visitantes de Madrid o la Costa del Sol que incluyeron a Córdoba en su itinerario y han elevado exponencialmente la oferta turística y hostelera. «El tren 'despertó' la ciudad y ha desarrollado sectores impensables», comenta el presidente de la Cámara de Comercio en relación al empuje que ha operado la actividad congresual o la industria agroalimentaria. El AVE hizo que descubrir Andalucía no fuera exclusivamente recorrer Sevilla, pero su implantación y las progresivas conexiones tampoco han dejado de lado la necesidad de seguir trabajando en nuevas oportunidades. «El reto ahora es aumentar las pernoctaciones», marca como objetivo Martínez de Mesa.
Como se replica en el resto de los que esperaron (o siguen esperando) el AVE, en el caso de Albacete la demanda había alcanzado la categoría de reivindicación histórica. La ciudad disfruta de una situación envidiable entre Levante y el centro, pero las comunicaciones en ambos sentidos seguían siendo limitadas. A partir de diciembre del 2010, el cambio resultó radical. La llegada de la alta velocidad la situó a menos de dos horas de poblaciones que en conjunto suman más de 10 millones de habitantes y, como sintetiza su alcalde, «nuestra posición geográfica se vio reforzada y se potenció al máximo la actividad económica». Hoteles y restaurantes vieron incrementados el flujo de clientes y muchas empresas que dudaban de la cobertura logística se decantaron por ubicar allí sus instalaciones en un camino de ida y vuelta que permitió también a los albaceteños frecuentar Madrid, Valencia o Alicante con la seguridad de contar con un tren ágil y frecuencias constantes. Un efecto que, como apunta Javier Cuenca, alcanzó también al robustecimiento urbanístico de la ciudad con la apertura de una nueva estación en los terrenos donde se situaba la antigua y multiplicó por cinco las instalaciones disponibles.
Esas son las sensaciones que empieza a experimentar León, una de las últimas capitales en 'subirse' al AVE. Apenas un mes después de su inauguración las cifras son rotundas: 2.000 pasajeros viajan cada día sobre raíles entre la capital castellana y Madrid. «Es un revulsivo evidente que no sólo acorta las distancias sino que une personas», reflexiona el alcalde, Antonio Silván, quien vislumbra ya los «nuevos horizontes» de inversión que se abren para la ciudad en su oferta de universitaria, tecnológica y cultura especialmente ligada al Camino de Santiago. Los mismos que atisba el presidente de la Cámara de Comercio leonesa, Manuel Lamelas, abarcando el área de influencia de Asturias y que más allá de la estadística remite al pulso que exhibe la ciudad desde hace dos meses para constatar el impacto del AVE. «Nos ha tocado la lotería», concluye. Falta saber cuándo será el próximo sorteo.
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