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CARMEN NEVOT
Miércoles, 16 de septiembre 2015, 20:55
Su primera misión fue en 1991. Aquel año asistió a los refugiados kurdos una vez finalizada la primera Guerra del Golfo. Fueron comienzos duros, de nudo en la garganta, el mismo que hoy siente con las dramáticas imágenes que se cuelan en los informativos. ¿Las ... últimas? Las de los refugiados sirios. Al frente de Médicos Sin Fronteras en España, José Antonio Bastos mantiene su compromiso total con las poblaciones que sufren enfermedades olvidadas o con tratamientos poco rentables o inexistentes. La semana pasada estuvo en Logroño, en el centro Fundación Caja Rioja-Bankia en una charla con el restaurador riojano Francis Paniego, que se enmarcaba en el ciclo 'Diálogos del olvido' dentro de la exposición 'Testigos del olvido' que organiza MSF en colaboración con Fundación Caja Rioja.
-¿Cómo diría que está afrontando Europa la crisis humanitaria de los refugiados sirios?
Lo que está sucediendo ahora se inscribe mejor en tres pasos, que se han sucedido uno detrás de otro. Se ha producido una enorme llegada de gente huyendo sobre todo de la guerra de Siria, pero también de la de Irak, Somalia, de la dictadura en Eritrea y hay un grupo más reducido que huye de la miseria en África. Son todos seres humanos que tienen suficientes razones para huir de donde están o para jugarse la vida en el camino. Ha habido una respuesta de solidaridad impresionante de varias poblaciones de países europeos. En Hungría, aunque el estado no, la población sí. Conocemos hace años los esfuerzos de solidaridad enorme que han hecho los pueblos pequeños en Grecia. Los pescadores de la costa de Italia están cada vez rescatando más gente. Hay una oleada de solidaridad enorme de la población general y los líderes europeos se están apuntando a este empujón de la población civil. Creo que los líderes europeos han tardado muchísimo en reaccionar ante la crisis de los refugiados sirios y lo están haciendo más por presión popular. La imagen de Aylan ha sido el empujón final. Es terrible que haya que llegar a este extremo.
¿Nos hemos vuelto insensibles?
Lentamente insensibles e incapaces de entender las cosas hasta que no las vemos. Sería una pena que esta oleada de solidaridad actual se quedara selectivamente en los refugiados sirios porque no son los únicos. La guerra de Somalia es algo terrible, Irak está casi tan mal como Siria en muchas partes, pero lo que los líderes europeos no acaban de hacer con claridad es cumplir sus obligaciones legales como firmantes de los acuerdos de las convenciones de Ginebra sobre refugiados, se lo están saltando a la torera y es una ley internacional que han firmado.
-¿Usted se ha mostrado crítico con el reparto de refugiados por cuotas.
- Hace unos meses 250.000 personas habían llegado a Europa huyendo de sus países y la UE se reunió y decidió formalizar a 40.000. Ignoraba a la mayoría de ellos, lo que es un acto de ceguera voluntaria bastante impresionante. De esos 40.000 al Gobierno español le tocaron 4.000, que es lo que hay en El Corte Inglés comprando cualquier día un poco lleno, y el Gobierno dijo que 1.500, que es lo que rescató MSF hace dos semanas en el día más ocupado. Es ridículo. Líbano es un país con tres millones de habitantes y ahora tiene un millón de refugiados. Dentro de Europa, es chocante que el país más frágil, Grecia, tenga 150.000 personas. ¿Cómo es posible que los demás países europeos digan yo no puedo o yo no quiero? Es absurdo.
Pero, ¿está preparada España?
¿Está España preparada para las finales del mundial de atletismo que se celebrarán en un año o dos y a las que vendrá mucha más gente? ¿Está España preparada para la feria nacional del teléfono, donde llegan 90.000 personas cada año en un fin de semana? No hay ninguna razón práctica para pensar que un país como España no puede absorber muchos miles de personas. En Barcelona hay un millón de turistas por día en verano y la ciudad no se hunde. En el fondo depende de la voluntad política. Se puede uno gastar más en las fiestas patronales, en hacer más parques o plazas, pero luego hay otra cosa, que son las obligaciones, y el Estado español, entre otros, tiene unas obligaciones por su adhesión a los convenios de Ginebra de refugiados que no puede eludir. Conozco uno de los pocos centros de refugiados que existen en España. Está en Sigüenza. Es un pueblo pequeño que lleva años acogiendo a varios cientos de refugiados y en ese pueblo no pasa nada. Es un pueblo muy tradicional y cada año hay somalíes e iraquíes paseando por las calles y no pasa nada. Hay miedo a la invasión. Que cualquiera mire la gente que entra al Bernabéu un día de partido importante, son decenas de miles y entran y salen y se organizan. Está muy exagerado el miedo a si podemos, claro que podemos acoger a miles de personas.
- ¿Cambiando de tercio. Otra crisis que el año pasado tuvo a Europa en vilo fue la del ébola. ¿Se puede dar por zanjada?
Tenemos que estar alerta desde el punto de vista sanitario porque la epidemia todavía no se ha terminado, sigue habiendo casos. Lo que es preocupante es que las condiciones que favorecieron que se produjera esta epidemia y las condiciones de los sistemas de salud locales, de la comunidad internacional y de la OMS ante esta epidemia, en su mayoría, siguen siendo las mismas. Los sistemas de salud de los países que siguen sufriendo la epidemia continúan siendo muy frágiles y la respuesta de la comunidad internacional no parece que haya ido en el sentido de reforzar estos sistemas de salud, no sólo por esos países, sino para ayudarnos a evitar que la epidemia se propague por el mundo entero. Por desgracia, la mayoría de las condiciones que propiciaron el ébola el año pasado siguen parecidas. Entonces, claro que podría haber otro brote de ébola.
Se habla de la importancia de la vacuna contra el ébola...
Veremos si esta vacuna no acaba siendo un artículo de lujo para la gente que la puede pagar y no se desarrolla su comercialización pensando sólo en el beneficio económico, eso nos preocupa mucho.
A la vista de esto, ¿le parecen frívolos los movimientos antivacunas?
Yo no lo calificaría ni siquiera de frivolidad. Creo que es una falta de información peligrosa y una falta de experiencia personal, de vivir en un entorno en el que las enfermedades vacunables hace que mueran muchos niños. Si viviéramos en ese entorno, seguro que habría una actitud diferente hacia esas vacunas. La polio deja muchos niños discapacitados, la tosferina mata y la difteria también.
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