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Sábado, 15 de agosto 2015, 21:23
El drama de Miguel Ángel Martínez es el mismo que el de miles de familias riojanas. Con el esfuerzo y el trabajo familiar el futuro parecía seguro, pero el sueño se convirtió en una pesadilla que, cinco años después, aún dura. «Mi caso empezó cuando ... avalé a mi hija la compra de un piso, como hizo mi padre conmigo. Entonces la cosa nos iba bien, trabajaba ella, trabajaba el marido, trabajaba yo... Pero empezó la crisis y mientras los ingresos se les reducían, la hipoteca no les paró de subir, pasó de 400 a 1.200 euros al mes, porque era con IRPH. Al final perdió el trabajo mi yerno, luego mi hija, a continuación mi mujer y, al final, me tocó a mí.
El banco empezó a reclamarles que pagasen y a mí que me hiciese cargo de la deuda. De la noche a la mañana les llegó el 'tocho', el banco les llevó a los tribunales. Bankia, entonces Caja Madrid, se quedó con el piso de mi hija, que estaba en Vitoria, por el 50% y, a continuación, fueron a por el avalista, a por mí; me reclamaron una deuda de mi hija de 82.000 euros.
Llevamos cinco años litigando con el banco y todavía no sé cómo va a acabar esto. He tenido un abogado de oficio muy majo y la ayuda de la PAH, pero no sé aún si voy a perder mi casa, donde vivimos tres generaciones, ya que tengo tres nietos y tras desahuciar a mi hija tuvieron que venir a vivir con nosotros. Psicológicamente es terrible, porque no sé si vamos a acabar todos en la calle».
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