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R. G. LASTRA
Sábado, 20 de junio 2015, 12:08
Miguel González de Legarra, la imagen, el cartel electoral y la voz de los regionalistas riojanos a lo largo de los últimos veinte años, abrió ayer la puerta de salida para dejar la política y «vivir». El todavía presidente del PR+, exquisito en las formas, ... educado, poco amigo de los aspavientos y reacio a alzar demasiado la voz, ha sido, sin embargo, implacable en el debate parlamentario y en la crítica política diaria.
Nacido en la capital riojana en 1962, Mikel, como le bautizó su círculo más íntimo, se curtió en las Juventudes de UCD y, con apenas veinte años, fue uno de los padres fundadores del Partido Regionalista Progresista alumbrado en 1982. Nueve años después ocupaba un escaño en la Cámara regional como diputado del rebautizado Partido Riojano, formación cuyas riendas asió con firmeza en 1995 cuando fue designado presidente. Su elección coincidió con la primera investidura de Pedro Sanz, su gran adversario político en los últimos veinte años y con quien el roce, incapaz de prender el cariño, ha desembocado en una relación inexistente pero plagada de disputas dialécticas en las que parecían rezumar diferencias ajenas al ámbito político.
Legislatura tras legislatura el líder regionalista se convirtió en un incómodo (para muchos) altavoz de la minoría -muchas veces con razón; otras, sin ella o sin pruebas- para hacer frente, como los galos de la aldea de Astérix, a las poderosas maquinarias electorales y las descomunales estructuras de populares y socialistas.
El tradicional mapa político riojano le puso casi siempre enfrente de los primeros y, pese a contar con sólo dos diputados en la Cámara riojana, a menudo hurtó el papel protagonista opositor a sus vecinos de la bancada socialista. Legarra no ha dejado de clamar contra el omnipresente poder impuesto por la mayoría absoluta del Partido Popular de Pedro Sanz, formación con la que, sin embargo, sí cerró pactos su partido en algunos ayuntamientos de la región donde los electores le dieron la llave de la gobernabilidad.
Los resultados en las elecciones del 2011, algunos pactos y la integración de Ciudadanos de Logroño, la formación liderada por Julio Revuelta, hicieron surgir las primeras voces críticas en el anterior congreso regionalista en el que, sin embargo, Legarra volvió a ser elegido, con el 82% de los votos, frente a la candidatura del arnedano Jesús Gil de Gómez. «Aquí dentro somos todos galos; los romanos están ahí fuera, y hemos de salir juntos a luchar contra ellos para defender los derechos de todos los riojanos», arengó entonces a los suyos el dirigente del PR, con la vista ya en la cita electoral de este 2015. Sin embargo, el pasado 24 de mayo, el poder de esos mismos romanos y el avance de las nuevas huestes hicieron inútil la poción de la aldea regionalista, que el 4 de julio cambiará de capitán.
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