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CARMEN NEVOT / MARÍA FÉLEZ
Martes, 2 de junio 2015, 21:58
Un total de 1.1175 alumnos encaran desde este miércoles la que será la penúltima Selectividad. En el 2017 las universidades tendrán autonomía para decidir si implantan una prueba de admisión al campus, un examen que se sumaría a la bautizada como reválida ... o prueba final de Bachillerato que incorpora la ley Wert. La Universidad de La Rioja ya se ha pronunciado al respecto y en principio trabaja en la línea de no añadir más pruebas a las que ya de por sí les impone el sistema. Una idea que comparte con los campus del G9 y de Campus Iberus.
Sea como fuere, eso no será hasta el 2017 y este miércoles 1.175 estudiantes, dos menos que el año pasado (1.177) se enfrentarán a una prueba que marcará su futuro profesional. Y de todos ellos, 1.116 se examinarán de la fase general y 59 lo harán de la fase específica.
Como en anteriores convocatorias, las pruebas para los alumnos de Logroño y La Rioja Alta se efectuarán en la Universidad de La Rioja (UR) -485 en el Complejo Científico-Tecnológico y 436 en el Edificio Quintiliano-, además de en la Escuela Superior de Diseño, donde se efectuarán las pruebas de dibujo. Los 254 estudiantes de La Rioja Baja lo harán en el IES Marco Fabio Quintiliano y en el aula de dibujo del IES Valle del Cidacos de Calahorra.
El año pasado el 98,1% de los alumnos matriculados en la PAU logró el apto, el porcentaje más alto de la serie histórica. Las calificaciones provisionales se harán públicas el 18 de junio y las definitivas, el 29 de junio. La convocatoria extraordinaria se desarrollará del 8 al 10 de julio.
El último repaso
La prueba comenzará a las diez de la mañana, aunque los alumnos deben acudir media hora antes con su DNI. Precisamente, a las 9.30 deberán acudir Jesús, Ana, Ángela, Javier, Miriam, Paula, Fernando, Claudia, Carmen, Manuel y Alejandro. Todos ellos han sacado un rato de su tiempo de estudio para acudir al colegio Santa Teresa en Calahorra y repasar con su profesora de Lengua, Cristina Vega, alguna de las materias que van a caer en el examen que tendrán este miércoles.
Están nerviosos, con ganas de terminar pero las pocas fuerzas que les quedan las ponen en seguir una explicación intensa en la que una casi se pierde en un par de ocasiones. Son chavales que acaban de cumplir 18 años o están a punto de hacerlo y que llevan casi un año preparando una prueba de la que va a depender gran parte de su futuro.
«No es sólo que te quite o te dé las décimas que te hacen falta para hacer determinada carrera, sino que también tienes que pensar dónde quieres estudiarla y mirar la nota de corte que te piden allí», explica Claudia. Se enfrentan a lo desconocido. «Cristina, ¿serán difíciles las frases para analizar?», pregunta uno de los chavales a su profesora. Ella no puede negar la mayor. «Serán fáciles, no te voy a mentir, no serán fáciles», enmienda su primera frase la tutora.
Excepto Alejandro todos saben más o menos lo que quieren estudiar. Desde Magisterio Infantil hasta Matemáticas pasando por una de esas carreras nuevas que parecen tener tantas salidas: diseño y desarrollo de videojuegos. ¿Pero es que hay carrera universitaria para eso? Se pregunta en voz alta la periodista. «Sí y muchos de los que cursan primero de carrera ya tienen trabajo», contesta Fernando que es un chico alto que no teme pasarse el resto de su vida laboral delante de un ordenador.
«Yo también puedo hacerlo»
Podríamos hablar con ellos de política pero tienen prisa por seguir estudiando así que nos remitimos a la PAU. «Cuando estás muy agobiado te dices a ti mismo: si fulanito la aprobó yo también puedo hacerlo», cuenta uno de los chavales. En el fondo saben que la mayoría la aprobarán. «Sabes cuál es el porcentaje de aprobados pero aún así no hay quien se quite estos nervios», dice una chica que repasa los apuntes sobre frases subordinadas.
Tienen sus temores. Unos esperan que no caiga Nietzsche y otros no quieren ni ver a Santo Tomás de Aquino. La mayoría coincide en que La Casa de Bernarda Alba sería un buen tema para literatura. Se conocen a Federico García Lorca. «Universalidad de temas», recalca su profesora. «No lo olvidéis, Lorca puede contar una historia de la Andalucía más profunda y que le llegue a un neoyorquino», comenta con la pasión que debería tener cualquier profesor que hable de nuestro poeta más universal.
«Tampoco estaría mal que cayesen 'Los Pazos de Ulloa'». Parece ser que a Emilia Pardo Bazán también la tienen controlada. Algunos llevan una mañana intensa. Poco antes han terminado un repaso con Pilar, la profesora de inglés. Y así sin parar, desde que sale el sol hasta que se pone.
«Te levantas, desayunas y estudias, comes y estudias, vas al baño y estudias, meriendas y estudias», dice Jesús Saseta. Él después de aprobar la selectividad se irá un año a mejorar el inglés a Australia, con la familia de su madre. Todos tienen expectativas de futuro, ilusiones, planes ahora sólo hace falta un poco de suerte.
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