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Teri Sáenz
Viernes, 9 de enero 2015, 21:18
La Dirección General de Consumo del Gobierno de La Rioja es el departamento encargado de velar por la seguridad de los juguetes que se adquieren en los centros de la comunidad autónoma. Su responsable repasa el protocolo articulado para que la cadena de rigor no ... se rompa y ofrece algunos consejos básicos para que los regalos a los más pequeños no entrañen problema alguno una vez abiertos.
¿Son seguros los juguetes que se adquieren en las navidades en los establecimientos riojanos del ramo?
En la inmensa mayoría de los casos, sí. Las inspecciones que realizamos no se limitan a a estas fechas sino que se extienden a lo largo del año y el control es, por lo tanto, muy exhaustivo. Si además se adquieren en lugares de garantía, el riesgo es mínimo.
¿Es el precio un signo de seguridad?
El hecho es que la gran mayoría de los juguetes defectuosos se registran en bazares y comercios de precio reducido -en el 2013, el 83% de las actuaciones se concentró en este tipo de establecimientos- porque, entre otras cosas, forman parte de canales de distribución a nivel internacional donde no es inhabitual que se den deficiencias en la producción.
¿De qué recursos se dispone para realizar esta labor?
La Dirección General cuenta con tres inspectores centrados en esta cuestión que actúan bien de oficio o dentro de campañas de ámbito nacional cuando se detectan partidas que han sido distribuidas por todo el país. En caso de que las revisiones den resultado positivo se inmovilizan los productos defectuosos y, después de ser analizados, se retiran de la cadena, se devuelven al distribuidor o se destruyen para anular cualquier opción de que vuelvan a entrar en el mercado.
¿Qué tipo de riesgos pueden encontrarse?
Son muy variables y dependen de los resultados que ofrecen los expertos de los laboratorios del Instituto Nacional de Consumo a los que remitimos los elementos sospechosos. En líneas generales, lo más frecuente es el riesgo de shock eléctrico, asfixia cuando las piezas son excesivamente pequeñas o el juguete no guarda las dimensiones precisas y toxicidad en plásticos conformados por compuestos que mejoran la flexibilidad pero pueden ser perjudiciales si se chupan o ingieren.
¿Qué puede hacer el consumidor para tener la seguridad de que los juguetes que adquiere se ajustan a la normativa?
Además de un principio básico de confianza en el punto de venta tradicional que le he señalado, hay una serie consejos como, por ejemplo, verificar que los juguetes se ajustan a las características incluidas en la publicidad. También es recomendable comprobar que las etiquetas no han sido manipuladas y se refieren exactamente al producto que tenemos entre las manos, guiarse por marcas de prestigio o guardar las facturas para que en el hipotético caso de que se detecte algún problema sea posible reclamar.
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