«Apenas 'prendo' la calefacción, pero no me puedo quejar: vivimos más o menos bien»

Dora reside en Calahorra, donde desde hace 14 años trabaja para una comunidad de propietarios. A cambio de sus servicios cuenta con vivienda en el propio edificio y recibe un sueldo mensual de 620 euros al mes. Son los únicos ingresos fijos de los que dispone más lo que aporta el hijo de 20 años que sigue viviendo con ella y que suele trabajar en el sector del champiñón. «Tenemos que apretarnos un poquito, eso es cierto, y apenas 'prendemos' la calefacción para evitar gastos, pero tal y como está la situación no me puedo quejar porque vivimos más o menos bien», explica.

Ahora sólo depende de ella el joven de 20 años, pero hasta poco también convivía bajo su techo con otra hija, que «se ha vuelto a Colombia porque aquí no encontraba trabajo». «Tengo otros tres hijos pero, afortunadamente -comenta feliz-, todos están casados, viven con sus parejas y tienen trabajo».

«Contenta y agradecida»

Dora recuerda sus comienzos: «Sólo tenía aquí a mi hermana y cinco niños pequeños; fue una situación realmente difícil, pero es verdad que la fuerza de la juventud (contaba entonces con 34 años) te hace tirar hacia adelante». «Lo pasé un poco mal al principio -prosigue-, pero estoy muy contenta y muy agradecida a España porque este país me ha cambiado muchísimo la vida». «Desde que estoy aquí he salido adelante con mis hijos y cuento con un trabajo estable», subraya finalmente.