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Luismi Cámara
Miércoles, 8 de octubre 2014, 20:36
Entre el desconocimiento, la desinformación, la inseguridad y la tranquilidad se mueve el personal sanitario del Hospital San Pedro de Logroño a la hora de valorar el control del ébola en España y los protocolos que se deberían seguir en el caso de que ... llegara a La Rioja algún enfermo con síntomas de la enfermedad.
Según algunos empleados del recinto hospitalario consultados por larioja.com, hasta el mismo miércoles no se comunicó por la intranet hospitalaria a todos los enfermeros y médicos (sí a aquellos que podían verse más afectados) la última actualización del protocolo (la quinta y más completa) de actuación. Hasta ahora, sólo habían recibido indicaciones directas aquellos trabajadores que se consideraba que podrían tener contacto directo con los posibles infectados, como el personal de urgencias, del área de enfermedades infecciosas y los servicios de limpieza.
No vais a poner lo que voy a decir, espetaba una naturópata a la salida del Hospital San Pedro logroñés cuando fue preguntada por su opinión sobre el ébola y por la polémica sanitaria provocada tras la gestión de la enfermedad y del tratamiento de sus víctimas.
En otras crisis por virus que amenazan con convertirse en epidemias, siempre surgieron teorías conspirativas. Unas veces apelaban a un origen nada natural, que tenía más que ver con la mente retorcida de algunos hombres y que señalaba a los laboratorios como el lugar en donde se habrían creado la enfermedad y su remedio. Tras propagar el virus, el antídoto reportaría ingentes cantidades de dinero a sus inventores. Incluso se incluía a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el ajo.
La especialista en medicina natural explicaba que coincidía con algunos de sus profesores "parasitólogos" en que era todo un negocio y tenía claro que los que han puesto el virus en marcha lo pueden erradicar. Acusaba además a las farmacéuticas de ser las principales causantes y beneficiadas de estas epidemias que asolaban a los países del Tercer Mundo, mientras insistía Os lo digo, pero no lo vais a sacar.
Una enfermera comentó su incertidumbre, horas antes de recibir el manual. Estamos con la mosca detrás de la oreja, leyendo y viendo todo lo que sale sobre el asunto. Todo son comentarios pero nadie nos ha informado de nada, adelantó, antes de revelar que la gente está preocupada. Estamos todo el tiempo hablando de lo mismo. Puede tener un alcance brutal porque tiene un nivel de infectividad muy alto y muchos creemos que puede haber más casos, contó. Además, dudaba de que el San Pedro contara con las instalaciones y los trajes adecuados para evitar contagios en estos casos.
Criticó también la torpeza preventiva en el caso de Teresa Romero Ramos -la auxiliar de 44 años que contrajo el ébola tras formar parte del equipo que atendió al misionero leonés Manuel García Viejo- por no establecer el protocolo necesario y habló sobre el riesgo que podían haber corrido aquellos que se presentaron a la oposición (entre ellos, algunos amigos de la entrevistada) a la que también acudió Romero. Un estornudo, un choque de manos. Demasiados riesgos de contagio, analizó.
Su desconfianza ante las informaciones facilitadas sobre el caso de la enfermera son evidentes: Suena raro. Es una profesional y cuando se trabaja con enfermedades infecciosas se extreman los cuidados. Nadie quiere llevarse el virus a casa y, al menor síntoma, se toman las medidas oportunas.
además
Otra auxiliar reconocía que no le habían comunicado nada y, aunque lo contaba dentro de un entorno de chascarrillos de café, relataba que había escuchado el rumor de que se había aconsejado tener especial cuidado con la personas de color que pudieran acudir a Urgencias.
Más tranquila se mostraba otra profesional del centro, que decía no haber formado parte de corrillos en los que se tratara la crisis del ébola y, pese a que reconocía que no había recibido formación alguna y que suponía que los recursos se destinarían a los profesionales más cercanos a un posible brote en La Rioja, mostraba la plena confianza en que se tomarían las medidas oportunas.
José Antonio Oteo, jefe del departamento de enfermedades infecciosas, presentó los medios con los que cuenta el San Pedro ante un posible caso de infección. "Disponemos de habitaciones con presión negativa, cuyo fundamento es que no salga al pasillo ningún microorganismo que pueda estar dentro", aclaró el doctor. Mientras que José Miguel Acitores, director general de Salud Pública, certificó que la "adherencia al protocolo debe ser estricta para que el riesgo de contacto sea nulo".
Que no pase de Somosierra
Fuera del del San Pedro, el recelo se palpaba entre enfermos y familiares que rondaban la entrada de hospitalizaciones. Dios quiera que no llegue ningún caso hasta aquí, pedía una mujer a la salida del centro. Entre aquellos que descansaban a las puertas del recinto, dos hombres coincidían al señalar la gravedad de la enfermedad pero mostraban su deconocimiento ante lo que podía pasar porque les faltaba información para valorarlo, aunque sí que tenían claro su deseo de que el ébola no pasara "de Somosierra.
Otro ciudadano que había acudido al hospital dejaba ver su escepticismo sobre la capacidad de resolver y tratar un virus de este tipo. En Madrid no lo hicieron bien y no fueron capaces. Aquí... tampoco, concluía.
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