«Un año decidí coger vacaciones pero prefiero estar entretenida que en casa sin hacer nada»

«Se ve que está mucho más cansada que de costumbre, por eso le dejamos que descanse un poco más y los días que no hay mucho trabajo no la llamamos para que pueda descansar en casa», dice Tamara Garatea.

Casi no habla castellano pero reconoce que lleva mucho peor el no comer que el no beber. «Aquí en la bodega no paso mucho calor (-están entre 16 y 17 grados-) y no echo demasiado de menos el agua, pero la comida...», dice.

Pero ella prefiere estar trabajando que de vacaciones como hace alguno de sus compañeros. «El año pasado me cogí dos meses de vacaciones, uno de ellos el Ramadán, y me baje a Marruecos... No volveré a hacerlo, pasé muchísimo calor y además allí estás todo el día en casa aburrida. Prefiero estar trabajando en España y más entretenida», comenta esta trabajadora.

Su día a día en el Ramadán es todo un ajetreo. Puede comer algo a partir de las 21.40 horas y a eso de las doce de la noche ya está en la cama. Eso sí, se levanta a las cuatro de la mañana a comer algo para después volverse a meter en la cama y levantarse de nuevo a las siete para ir a trabajar. «Casi prefiero cuando tenemos que ir a trabajar a las cinco de la mañana porque después de comer algo voy directa al trabajo y estoy con más energía que recién salida de la cama», cuenta.