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Miércoles, 4 de junio 2014, 11:40
Alicia Izaguirre lo fue casi todo en el PSOE de La Rioja. Tanto poder y prestigio llegó a acumular durante la Transición, que acabó ejerciendo fuera de su tierra como lo que siempre fue: una mujer de ideas firmes, una socialista a la vieja usanza, que defendía la doctrina clásica de su partido desde la clandestinidad hasta la oficialidad. Muerto Franco, formó parte del primer Ayuntamiento democrático de que gozó Logroño, un protagonismo que parecía permitir pensar en ella para cargos mayores. Los tuvo, sí, pero como se ha dicho fuera de La Rioja. Mañana jueves será enterrada en la intimidad; falleció este martes a los 81 años.
Alicia Izaguirre alcanzó curiosamente notoriedad ejerciendo de gobernadora civil en tierras conflictivas, como la provincia de Álava, en los años de plomo, con ETA golpeando con más saña que nunca. Lo hizo como siempre, sin arredrarse ante la magnitud del desafío. Porque era tal vez sencillo para ella enfrentarse a las dificultades: siempre las tuvo durante su larga vida que concluyó este martes. Separada cuando no era sencillo dar ese paso, en aquella España de la Transición, madre de tres hijos y panameña de nacimiento, porque en ese país fue a nacer cuando su padre fue exiliado por la dictadura de Primo de Rivera, Izaguirre no dejaba indiferente a nadie: fuerte carácter, convicciones firmes y una enorme generosidad así en la política como en el trato más cercano.
El de Álava no fue el único cometido que asumió durante los primeros años de la democracia. Alicia Izaguirre había ingresado en el PSOE en 1975 y fue secretaria de organización de este partido en el comité local de Logroño. Profesora numeraria del Instituto Politécnico de Logroño, concluido su periplo inicial por la política riojana, en diciembre de 1982 asumió el cargo de delegada general del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cantabria, responsabilidad que tenía un significado especial: era la primera vez que una mujer era elegida para tal cargo; llegó después su etapa como gobernadora civil de Álava, desde donde regresó a La Rioja para saltar otra barrera: fue designada candidata del PSOE a la presidencia de la Comunida, tras la elecciones de junio de 1987.
Su candidatura se quedó a tres diputados de la mayoría absoluta y, por lo tanto, de convertirse así en la primera mujer presidenta de una Comunidad Autónoma. Fue su última responsabilidad en la política riojana: en 1993 fue designada Delegada del Gobierno en Extremadura y posteriormenet gobernadora civil de Badajoz hasta 1996. Fin de su trayectoria política: Izaguirre regresó a Logroño pero no abandonó el activismo, desde una fila secundaria. Su protagonismo residió entonces en ofrecer su céntrico piso de Logroño como una suerte de ágora para el histórico sanedrín del PSOE riojano, desde donde ejercía también como faro para las jóvenes generaciones.
Esa fue la última Alicia Izaguirre, la combativa socialista que mantuvo la energía hasta el final. Este miércoles, su familia recibirá a partir de las 16 horas en el Tanatorio Mémora de Pastrana. Sería la oportunidad de que La Rioja diga adiós a uno de los iconos de la Transición.
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