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Instalaciones de Bodegas Bretón, en Navarrete.
Finca Nueva compra Bodegas Bretón          por 2,5 millones

Finca Nueva compra Bodegas Bretón por 2,5 millones

Miguel Ángel de Gregorio se hace con las instalaciones de la que fue 'su' primera bodega y Vinícola Real (Albelda) se queda con las marcas

ALBERTO GIL

Martes, 27 de mayo 2014, 23:43

Bodegas Bretón (Navarrete) ha sido adjudicada por 2,5 millones de euros a Finca Nueva (Miguel Ángel de Gregorio) en la resolución de liquidación que la administradora concursal, Cristina Rubio (Serte Rioja), había propuesto y que fue ayer ratificada por un juzgado de lo mercantil. Bodegas Bretón concluye así el proceso de concurso de acreedores en que se encontraba inmerso desde junio del año 2012, con la venta a subasta de sus instalaciones de Navarrete en la que participaron además otros dos aspirantes, cuyas ofertas fueron descalificadas por la administradora por errores formales.

El último proyecto bodeguero de Miguel Ángel de Gregorio se queda con la que fue la bodega donde, como gerente y director técnico, se hizo conocido en el mundo del vino, y de la que salió en 1997 para iniciar una andadura en solitario con Finca Allende (Briones). Finca Nueva trasladará sus actuales instalaciones del polígono industrial de Briones a Navarrete con la idea de iniciar su actividad la próxima vendimia, aunque lo hará con sus propias marcas e identidad, ya que las referencias comerciales de Bodegas Bretón (principalmente su marca Loriñón) fueron adjudicadas en un lote independiente a Vinícola Real, la bodega de la familia Rodríguez en Albelda de Iregua.

Bodegas Bretón fue fundada en 1983 por un grupo de empresarios riojanos liderado por la familia Bretón. Sus primeras instalaciones se ubicaban en Logroño, junto a la circunvalación, aunque en el año 1999 la bodega decidió acometer una fuerte inversión con unas nuevas instalaciones en Navarrete y aumentar poco a poco su capacidad de elaboración hasta los cuatro millones de kilos de uva.

En el año 2011, Bodegas Bretón, que contaba con unos quince trabajadores en plantilla, facturó 4,6 millones de euros y tenía en propiedad o en alquiler unas 100 hectáreas de viñedo, que quedan también al margen de la subasta al pertenecer a una sociedad independiente. La crisis afectó desde el año 2009 profundamente a la bodega, que debía afrontar unos costes importantes de amortizaciones con las nuevas instalaciones de Navarrete, pese a que con marcas como Dominio de Conte, Loriñón, y posteriormente Alba de Bretón, se había hecho un hueco en los mercados nacionales e internacionales.

Concurso y estafa

Acuciada por problemas de liquidez, a mediados del año 2011 desembarcó en Bretón un empresario aragonés, Ángel Aznar Alfonso, que convenció a los propietarios de que sería capaz de reflotar la bodega y que se ofreció incluso a comprarla con un supuesto grupo inversor que le respaldaba. Aznar sacó el vino vendiendo crianzas Loriñón a precios inferiores a dos euros. Posteriormente, el empresario abandonó la bodega, dejando un buen número de impagos de por medio, por lo que los propietarios de Bodegas Bretón le interpusieron una querella criminal por una supuesta estafa, cuantificada en 1,5 millones de euros.

La querella acusa a Aznar de utilizar el 'timo del nazareno' para sacar el vino de Bodegas Bretón (vender a precios muy bajos a sabiendas de que no pagaría por el vino inmovilizado ni otras compras posteriores a terceros) y el empresario aterrizó unos meses después en Bodegas Darien (Logroño), que también abandonó unos meses después de 'limpiar' igualmente las existencias de vino y dejar tras de sí una nueva oleada de impagos a varios proveedores.

Después de la marcha de Aznar de Bodegas Bretón, ésta presentó el concurso de acreedores, que se resuelve ahora con la adjudicación de la bodega y de las marcas.

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