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Paula De las Heras
Lunes, 16 de noviembre 2015, 17:35
Lo dejó bien claro antes de la cena que mantuvo anoche con los líderes de las principales potencias económicas del mundo reunidos en la cumbre del G-20 que hoy termina en Antalya y este mediodía ha vuelto a repetirlo: nadie ha pedido a España ... que incremente su participación militar en la lucha contra el terrorismo del autodenominado Estado Islámico y, en todo caso -eso lo ha añadido ahora Mariano Rajoy-, no tiene ninguna intención de poner ese asunto sobre la mesa.
El jefe del Ejecutivo no se siente en absoluto cómodo ante la posibilidad de involucrarse de lleno en un escenario bélico en este momento. No a prácticamente un mes de las generales y con el recuerdo aún vivo del rechazo de la opinión pública española a la guerra de Irak en 2008, cuando él perdió sus primeras elecciones, marcadas por los antentados del 11-M. Y no lo esconde en sus respuestas.
En una advertencia que, quizá no intencionadamente pero sí de facto, enmienda la plana al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, Rajoy ha pedido que no se haga un "debate público" sobre en qué condiciones o en cuáles no España se plantearía participar de manera directa en ataques contra el también llamado Daesh. "Lo único que pido en este asunto es que nos demos cuenta de que este es un tema muy serio, que las cosas hay que pensarlas, que hay que coordinarse, y muy bien, con los aliados y cuantas menos opiniones demos sobre esta materia, mejor", ha advertido.
Fernández Díaz había asegurado esta mañana que si hubiera un mandato de la ONU o la UE, lo decidieran los aliados y lo aprobaran las Cortes Generales, España particiaparía en una "eventual intervención" en el marco de "la guerra de la barbarie contra la civilización". Rajoy, en tono severo, ha recordado que los militares españoles ya están en operaciones contra el terrorismo yihadista en Irak, donde ayuda con 300 efectivos a formar al ejército, y en Turquía, en la misión estrictamente defensiva de la OTAN en Adana, en la frontera con Siria. Una misión que él mismo aprovechó para visitar ayer a primera hora de la mañana.
Bombardeo francés
Los atentados de París han conllevado una respuesta inmediata de Francia que, con ayuda de la inteligencia de Estados Unidos, bombardeó anoche las posiciones del Estado Islámico en Raqa. Sin embargo, en el G-20, el primer ministro británico, David Cameron, ha admitido, que "unas bombas extra no van a contribuir a cambiar la situación" y se ha mostrado reacio a solicitar al Parlamento apoyo para incrementar los ataques aéreos del Reino Unido sobre los territorios de Daesh en Siria.
Nadie parece plantearse de momento, además, una intervención terrestre. Estados Unidos defiende, de hecho, que la entrada de nuevas tropas de comabte sobre el terreno en Oriente Medio no es la mejor forma de hacer frente a este reto. Pero tampoco hay acuerdo para una solución diplomática.
La principal diferencia entre Rusia, que también decidió hace meses intervenir con sus fuerzas aéreas en la región, y los aliados occidentales es que, a pesar de que ambos creen preciso poner fin a la guerra civil en Siria para centrarse unidos en el combate del terrorismo, Vladimir Putin apoya a Bashar el Asad.
Rajoy, como el expresidente francés Nicolás Sarkozy, defiende que la solución pasa por contar, en una primera fase, con El-Ashad para una transición democrática, pero admite que no es fácil poner a todas los actores políticos de acuerdo. "Lamentablemente, lo hemos visto otras muchas veces en la historia, hay problemas que se enquistan; espero que este no lo haga".
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