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Islamismo, terrorismo e inmigración

Cualquier atentado contra los medios de comunicación representa un ataque contra todos y cada uno de los individuos que engendran colectivamente la opinión pública

ANTONIO PAPELL

Miércoles, 7 de enero 2015, 20:32

La revista Charli Hebdo, polémica y reivindicativa, representaba representa, y no podemos consentir el verbo sólo en conjugue en pretérito- la plenitud gozosa de la libertad de expresión en democracia, que es parte inseparable de la libertad. Los medios de comunicación, en su pluralidad, son ... los administradores del libre albedrío de los ciudadanos, y cualquier atentado contra ellos representa un ataque contra todos y cada uno de los individuos que engendran colectivamente la opinión pública. Por eso, el atroz y despiadado atentado contra la redacción del semanario que caricaturizó a Mahoma en 2006 tenía como verdaderos destinatarios a todas las personas que compartimos ese credo democrático, desinhibido y libérrimo. Y de ahí que la abominación que merecen los terrorista sea doble: son detestados por asesinos y porque representan las cadenas seculares que han aherrojado de la mano del fanatismo al ser humano desde los albores de la humanidad, y que hoy unos cuantos países libres han conseguido eliminar. Para siempre, por mucho que presionen los indignos portavoces de la intolerancia, los esclavos de la magia taumatúrgica, los repulsivos guardianes de cualquier inflexible ortodoxia.

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