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Óscar Bellot
Lunes, 13 de abril 2015, 17:21
Marco Rubio, senador republicano por Florida, se suma a la carrera por la Casa Blanca. El político de origen cubano ha tomado esta decisión al estimar que es "el único cualificado" para defender los postulados del 'Grand Old Party' y garantizar el mantenimiento del ... sueño americano.
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Pocas horas después de que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton oficializase su intención de luchar por la nominación del Partido Demócrata, Rubio ha proclamado que los estadounidenses afrontarán dentro de un año una elección entre el pasado y el futuro, y ha definido a la que fuera primera dama de Estados Unidos como "una líder de ayer".
Rubio se convierte así en el tercer republicano que anuncia su intención de postularse a las elecciones presidenciales que se celebrarán el 8 de noviembre de 2016, después de que semanas atrás lo hiciese Ted Cruz, senador por Texas, y la pasada Rand Paul, senador por Kentucky.
Hijo de inmigrantes cubanos, Marco Rubio lleva tres años en el Capitolio, donde se ha distinguido por ser una de las caras preferidas del 'Tea Party'. Al igual que Rand Paul, obtuvo su escaño en las elecciones de 2010, en las que el Partido Demócrata, como le suele suceder casi siempre a la formación que ocupa la Casa Blanca, sufrió un fuerte varapalo que dejó maniatado al presidente Barack Obama. Se convertía así en uno de los senadores más jóvenes de la historia del 'estado soleado'.
Previamente había servido durante una década en la Cámara de Representantes de Florida y su irrupción en la política nacional, de la mano del 'Tea Party', motivó la espantada de Charlie Crist, gobernador por entonces de Florida que optó por abandonar el Partido Republicano al sentirse ninguneado por sus correligionarios.
Exponente del sueño americano
A sus 43 años, Rubio se jacta de ser un perfecto exponente del sueño americano, un tipo de ascendencia humilde que, a base de tesón, talento y un poco de fortuna, ha conseguido escalar hasta los estratos más elevados de la esfera política. "Soy hijo de inmigrantes, exiliados de un país en problemas. Y yo soy prueba de que sus vidas importaron, su existencia tenía un sentido", escribió en la autobiografía que publicó en 2012 bajo el título 'An American Son: A Memoir'.
Fue para atender a las demandas de esos inmigrantes, como sus padres, que arriban a Estados Unidos con el sueño de llevar una vida mejor que Rubio copatrocinó en el Senado un proyecto de ley que hubiese desembocado en la regularización de millones de inmigrantes. Pero la intransigencia de los sectores más conservadores tumbó la iniciativa y lesionó la imagen que Rubio tenía entre los mismos. Optó entonces por una postura más acorde con la ortodoxia republicana, abogando por reforzar la seguridad fronteriza.
Desde entonces, Rubio se mueve entre aguas movedizas, tratando de presentarse a la vez como un digno exponente del conservadurismo estadounidense a la vez que como el político que cuenta con mayores posibilidades de renovarlo y captar a un sector del electorado cada vez más decisivo, el de los votantes latinos, que dieron mayoritariamente la espalda a su partido en las elecciones de 2012.
Casado con Jeanette Dousdebes, una mujer de origen colombiano que fue 'cheerleader' del equipo de fútbol americano de los Miami Dolphins, con la que tiene cuatro hijos, Marco Rubio, se opone al matrimonio gay, aboga por una reducción del gasto gubernamental y por un incremento del poderío militar de Estados Unidos, además de ser contrario al aborto. Posiciones todas ellas que encajan dentro del ideal conservador.
Detractor del acercamiento a Cuba
También es uno de los más furibundos detractores dentro del Capitolio del restablecimiento de las relaciones de Estados Unidos con Cuba, país del que sus padres salieron en 1956, años antes del triunfo de la revolución castrista. Nada más anunciar el inicio de una nueva era entre ambos países, Rubio arremetió contra la decisión de Obama, y prometió hacer todo lo posible para bloquear el final del embargo. La semana pasada, tachó de "ridícula" la posible supresión de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, argumentando que esa medida respondería únicamente al deseo de Obama de dejar un "legado" en política exterior.
Notable orador, Marco Rubio profesa la religión católica y apela a la juventud como una de sus principales bazas a la hora de pedir el apoyo a un electorado que, de acuerdo con las encuestas, está cada vez más hastiado de la parálisis de Washington. Sus detractores, por el contrario, esgrimen su falta de experiencia.
De obtener la nominación republicana, y si en el campo demócrata la elección recayese en Hillary Clinton, de momento la única candidata, la brecha generacional sería una de las más elevadas de la historia de Estados Unidos, pues se mediría una candidata que en el momento de celebrararse los comicios tendrá 69 años, con otro que contará con 44 años. Por el momento, la media de encuestas realizadas en las últimas semanas sitúa a Clinton con 7,8 puntos de ventaja sobre Rubio en una hipotética contienda presidencial.
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