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colpisa / agencias
Viernes, 4 de diciembre 2015, 03:05
La presidencia no está en juego, pero Venezuela bulle como si así fuera. El domingo celebra unas elecciones legislativas en las que, ante el hastío por la crisis económica, la oposición se perfila como favorita para lograr la mayoría por primera vez en 16 años ... de gobierno chavista.
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La apuesta es grande. El presidente Nicolás Maduro promete ganar "¡como sea!" para "radicalizar" la revolución socialista que le legó Hugo Chávez, mientras la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) promete que el 6 de diciembre comenzará el "cambio".
Bajo esas dos ofertas extremas, 19,5 millones de venezolanos están llamados a las urnas para elegir por un período de cinco años 167 diputados de la Asamblea Nacional, que controla el oficialismo con un centenar de escaños.
Al cerrar la campaña ante miles de seguidores, Maduro anunció que el domingo el chavismo "dará la sorpresa". "Esta es una decisión entre dos modelos (...). Le pido al pueblo la mayor lealtad al legado de Hugo Chávez", manifestó. "¡Y va a caer, este Gobierno va a caer!", fue la consigna en el cierre opositor, en el cual el secretario de la MUD, Jesús Torrealba, hizo un llamamiento a evitar el triunfalismo para ganar una "lucha de David contra Goliat".
Múltiples escenarios
Aunque en un régimen presidencialista, estos cruciales comicios abren múltiples escenarios: desde una profundización del modelo económico centralizado hasta un cambio en la dinámica política que ha regido al país desde que Chávez llegó al poder en 1999.
"Maduro no está desahuciado. Habrá un nuevo mapa político, un balance del poder. Si la oposición gana y es inteligente, negociará para lograr cambios, pero si se imponen los radicales que quieren sacar al presidente, habrá perdido una oportunidad de oro", ha señalado el analista Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibirá hoy al exjefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que se encuentra en Caracas como invitado del Consejo Nacional Electoral (CNE) para acompañar las legislativas, han informado fuentes próximas al político español.
El encuentro entre Maduro y Zapatero, esta tarde en el Palacio de Miraflores, será la primera reunión del jefe de Estado venezolano con un político español desde la muerte de su predecesor, Hugo Chávez, el 5 de marzo de 2013.
Zapatero se encuentra en Caracas desde el martes invitado por el CNE, junto al expresidente panameño Martín Torrijos, para participar como acompañante de las elecciones parlamentarias del domingo.
Más allá del cálculo político, la elección despierta en los venezolanos enorme expectativa porque toca sus angustias cotidianas: "¡Chama! La comida y la inseguridad, esto está embromado (complicado)", dice Rosa Falcón, una septuagenaria que camina por el barrio Lídice, oeste de Caracas.
La popularidad de Maduro, en mínimos
Desde su llegada a la presidencia en abril de 2013, un mes después de la muerte de Chávez, Maduro ha visto caer su popularidad hasta el 22%, golpeado por una severa crisis económica.
Frente al desabastecimiento, el Gobierno, que atribuye la crisis a una "guerra económica" de empresarios, dispuso vender los productos básicos a precios subsidiados -fijados a tasa oficial de 6,3 bolívares por dólar-, pero sólo dos días a la semana, con cédula y huella digital. Las filas en los mercados son inmensas. Pero muchos alimentos no se encuentran y hay que recurrir al mercado paralelo, donde los precios se disparan y el dólar se cotiza a 900 bolívares. La vida se le complica a quien gana el salario mínimo de 9.600 bolívares.
En la puerta de su establecimiento en Petare, donde dice ganar más peleando gallos que con su oficio de contador, Robinson Fontalvo, de 43 años, se queja de la inseguridad: "Los malandros (criminales) han tratado de extorsionarme. Aquí en la esquina, mataron a un señor".
Aumento de la delincuencia
Zonas de Caracas parecen bajo toque de queda. El temor a asaltos y secuestros deja las calles desoladas apenas cae la noche. Venezuela es -después de Honduras- el segundo país con mayor tasa de homicidios del mundo, según la ONU. Ni el panorama socioeconómico ni el político se vislumbran fáciles en este país de 30,6 millones de habitantes.
Habituado a vivir del petróleo -fuente del 96% de sus divisas-, Venezuela, el país con las mayores reservas de crudo del mundo, prevé cerrar 2015 con una contracción de 10% del PIB, un déficit fiscal del 20% y una inflación de 200%, según economistas independientes.
El Gobierno se enorgullece de mantener las misiones sociales aún con el desplome del precio del crudo y advierte de que, si gana la oposición, desaparecerán.
Sin propuestas concretas sobre cómo salvará al país de lo que llama "desastre", la oposición, dividida en radicales como Leopoldo López (en prisión) y moderados como el excandidato presidencial Henrique Capriles, disimula diferencias y hace sus números. Si obtiene la mayoría simple (84 diputados) buscaría una amnistía para presos políticos, con la calificada (101) o absoluta (112) intentaría una enmienda constitucional o un referendo que promueva una salida anticipada del presidente.
Pero el chavismo, al que la oposición acusa de controlar todos los poderes del Estado, no contempla la derrota y aún si ocurriera podría recurrir a la aprobación, antes de instalarse el nuevo parlamento el 5 de enero, de poderes especiales para que el presidente dicte leyes por decreto. Rosa Falcón dice temer a lo que pueda pasar: "¡Coño! Tanto problema que hay y la cuestión se puede trancar. Yo sólo sé que no podemos hundirnos más", resume.
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