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El dirigente conservador exhibe su trabajada soledad en Bruselas

El jefe del Ejecutivo de Londres abandonó el Partido Popular Europeo, con el que se reunía Margaret Thatcher, para ganar el liderazgo 'tory'

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL

Miércoles, 17 de febrero 2016, 00:34

El líder conservador británico se movió ayer en Bruselas entre desconocidos. En el último tramo de la negociación de un acuerdo que le permita convocar una consulta sobre la permanencia en la Unión Europea (UE), David Cameron se entrevistó con dirigentes del Parlamento europeo. Y dialogó con un solo correligionario, miembro de su misma formación. Cuando la asamblea de la UE vote sobre los posibles acuerdos, la voz conservadora británica se oirá desde un grupo parlamentario, el tercero en tamaño, en el que el partido de Winston Churchill y Margaret Thatcher tendrá como aliados a Ley y Justicia, de Polonia; Alianza para el Progreso y la Renovación, de Alemania, y una larga lista de asociaciones e individuos con ideologías variopintas.

Si sus predecesores ideológicos, John Major y Margaret Thatcher, hubiesen acudido a Bruselas en una situación similar, habrían tenido como interlocutores a políticos europeos con los que se habrían encontrado en reuniones del Partido Popular Europeo-Demócratas Europeos durante años. Fue el propio Cameron quien rompió esa alianza para aislarse en un Parlamento con poder creciente. Ocurrió días antes de que Angela Merkel fuese elegida canciller. Cameron estaba enfrascado en la batalla para sustituir a Michael Howard como líder conservador y convertirse en el cuarto rival del primer ministro, Tony Blair. Necesitaba dar a su campaña la dureza que le faltaba desde su lanzamiento, en mayo de 2005, entre música atmosférica, promesas de compasión y zumos de frutas para la prensa.

El favorito era David Davis, hijo de madre soltera, hecho a sí mismo, tradicionalista parco. El europeísta Kenneth Clarke cayó en la primera ronda de los cuatro candidatos tras el voto de los parlamentarios del partido en Westminster. El cuarto era Liam Fox, un thatcherista de mirada intensamente iluminada. Davis ganó la primera ronda y Cameron la segunda, con los votos de los partidarios de Clarke.

Fox fue el tercero en ese segundo voto y los parlamentarios que le habían respaldado preguntaron a los dos candidatos así seleccionados para el sufragio de los miembros del partido si apoyaban una propuesta del caído Fox: abandonar la alianza con el Partido Popular Europeo (PPE), porque es partidario de la creciente integración. Davis se negó. Cameron dijo que sí, que lo abandonaría. Los de Fox le apoyaron. Su victoria ante Davis no puede achacarse sólo a esa penetración en la franja más euroescéptica del partido, pero contribuyó. Seis días después de su victoria, el 6 de diciembre de 2005, los líderes conservadores europeos celebraron su reunión antes de una cumbre comunitaria y Cameron no estuvo.

Allí estaban Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, Silvio Berlusconi, Mariano Rajoy (entonces en la oposición), políticos holandeses, suecos, austríacos, belgas... del PPE, que coordinan su política en la UE. Cameron no ha acudido nunca a esas reuniones. Ese grupo acordó la presidencia de Jean-Claude Juncker en 2014, por ejemplo. El líder británico se embarcó en una patética campaña para evitarlo. Cameron pospuso la decisión de romper la alianza con el PPE, pero cumplió la promesa. Y quedó aislado en las instituciones de la UE como nunca antes estuvo un líder británico.

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