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GERARDO ELORRIAGA
Martes, 7 de julio 2015, 00:37
Boko Haram ha continuado su ofensiva con atentados contra una iglesia, una mezquita y un restaurante donde los fieles musulmanes rompían, la noche del pasado domingo, el preceptivo ayuno del Ramadán. Los tres últimos golpes del grupo yihadista, llevados a cabo a lo largo del fin de semana, han provocado 49 muertos, aunque el último objetivo no pretendía tan sólo el mayor número de pérdidas humanas y sembrar el pánico, sino cometer un magnicidio.
Las acciones armadas de los salafistas en el mes sagrado del islam también han pretendido acabar con Sheikh Muhammad Sani Yahya Yingir, uno de los clérigos más importantes de Nigeria. El líder de la comunidad Jama'atu Izalatil Bidi'ah Wa Iqamatis Sunnah (Jibwis) presidía la oración vespertina cuando se inició un tiroteo y tuvo lugar una explosión en el recinto sagrado.
Los radicales ponen así de manifiesto su capacidad para golpear en un amplio territorio del país africano. Tras provocar más de 200 víctimas mortales en operaciones de todo tipo en el Estado nororiental de Borno, la milicia ha expandido su radio de acción al corazón de la república. Un suicida se inmoló en el templo de la Reedemed Church of God en la ciudad de Potiskum, matando a cinco de los asistentes al rito incluido el pastor que presidía la ceremonia, y otro hizo explotar su dispositivo en una mezquita de Jos, la capital del Estado de Plateau. Los testigos aseguran que 21 fieles perecieron como consecuencia del tiroteo y la deflagración posterior, también provocada por un kamikaze. El representante de la Jibwis sobrevivió a la incursión guerrillera.
Nuevos efectivos militares
El tercero y más sanguinario de los ataques se produjo en el restaurante Shagalinku, en la misma ciudad, y frecuentado por la elite local. Al menos 23 comensales perecieron en el asalto. La población de Jos cuenta con un porcentaje similar de cristianos y musulmanes y los conflictos interconfesionales han sido frecuentes a lo largo de su historia reciente. Yahya Yingir ha abogado por la convivencia pacífica y ha tachado de antiislámico al movimiento salafista. El predicador incluso ha publicado un libro, 'Boko Halal', que defiende la educación occidental estigmatizada por los radicales.
Los ataques en Yobe y Plateau culminan una semana especialmente sangrienta en la que los radicales han asesinado a más de 250 personas. La ofensiva de Ramadán constituye un pulso al Gobierno de Muhammadu Buhari, que proclamó la desaparición de la banda como una de sus principales pretensiones. La reciente incorporación de cientos de efectivos y vehículos blindados a la 7ª División, radicada en Maiduguri, no ha impedido la expansión terrorista.
El Ejército ha manifestado su intención de intensificar la lucha en la reserva natural de Sambisa y alrededor de las zonas fronterizas del norte y este. Lejos de replegarse, los seguidores de Abubakar Shekau han respondido con una vasta operación que incluye acciones en lugares tan alejados como el lago Chad y la meseta central, las principales ciudades de la zona y los entornos rurales más alejados.
El Gobierno nigeriano recibió el domingo el apoyo de Estados Unidos, que reiteró su compromiso con el país después de conocerse la serie de ataques terroristas. El portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, condenó «enérgicamente los ataques en el noreste de Nigeria infligidos por Boko Haram», y aseguró que «vamos a seguir apoyando los esfuerzos de Nigeria para llevar a los responsables de estos ataques, así como los ataques anteriores, a la justicia», al ofrecer condolencias a las familias de la víctimas.
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