Francia/Túnez: Ecos del Estado Islámico
Los dos casos ofrecen un crucial dato común: siguen a dos matanzas previas ejecutadas por terroristas islamistas en ambos países
Enrique Vázquez
Viernes, 26 de junio 2015, 18:24
Secciones
Servicios
Destacamos
Enrique Vázquez
Viernes, 26 de junio 2015, 18:24
Al menos 37 personas, turistas extranjeros casi en su totalidad, han muerto murieron tiroteados por un terrorista en una playa tunecina de Susa, al sur de la ciudad de Túnez en aguas del Golfo de Hamamet. Pocas horas antes, a media mañana, otro ataque islamo- ... terrorista en una planta de gas industrial cerca de Lyon, en Francia, dejó un muerto y tres heridos. El autor del ataque en Túnez fue abatido por las fuerzas de seguridad y en el caso francés, fue detenido uno de los autores y se busca al otro.
Se registró de inmediato un cierto consenso en los medios políticos y los órganos de seguridad acerca de la autoría: serían obra de militantes individuales del sedicente Estado Islámico (EI), la denominación occidental que abrevia al llamado en árabe Estado Islámico de Irak y Levante, con capital en la ciudad iraquí de Mosul.
Una bandera de tal entidad habría sido ondeada en el escenario del atentado francés, donde la víctima se produjo por decapitación, es decir, con arreglo a un cierto ceremonial que en algunos casos ha sido conveniente grabado y difundido vía Internet.
Escenarios distintos, misma amenaza
Los dos casos ofrecen un crucial dato común: siguen a dos matanzas previas ejecutadas por terroristas islamistas en ambos países: el siete de enero pasado fue asaltado en París el semanario satírico-político Charlie-Hebdo y resultaron muertos once de sus empleados y en Túnez capital fueron asesinadas 25 personas el 18 de marzo en un ataque al museo del Bardo.
Las autorías, en cambio, no son inmediatamente asimilables: el Estado Islámico se atribuyó lo de Túnez, pero la responsabilidad en París fue para Al-Qaida en Yemen y la Península Arábiga. Lo de Lyon, a su vez, obra personal de uno o dos individuos obrando por iniciativa propia, terroristas solitarios y espontáneos
Esto no excluye que, por razones de explotación política y mediática más pronto que tarde el EI u otra organización reivindique la autoría. El episodio francés es confuso en cuanto a la relación aparente entre la actividad industrial de la planta (con una dimensión militar insignificante) y la motivación que fue obvia en los otros y gravísimos casos: se atenta contra la industria turística en Túnez, como en el Bardo, y lo de Charlie-Hebdo era un atentado contra una publicación satírico-política profundamente anti-islamista.
Casos bien diferenciados
En Francia hay un cuidado particular con los llamados lobos solitarios, a veces combatientes islamistas vueltos de zonas de combate en Oriente Medio o individuos reservados mezclados con la población. Ejemplos conocidos de las dos figuras serían Mehdi Nemmouche, quien mató a tres personas en un museo judío de Bruselas en mayo de 2014 o Mohamed Merah, que asesinó a tres militares franceses y cuatro ciudadanos judíos en marzo de 2012.
El Gobierno francés ha hecho un esfuerzo extraordinario para oponerse al terrorismo y ha obtenido éxitos considerables y siempre se ha negado a abstenerse de participar en grandes operaciones militares contra el yihadismo fuera de sus fronteras (en el África francófona en particular o ahora contra el EI en Siria-Irak) aun a sabiendas de que esa conducta incrementaría las amenazas.
El caso tunecino es del todo distinto: hay una guerrilla residual en las áreas montañosas sin capacidad real de alterar la vida ordinaria de un país árabe moderado y democrático tras la caída del presidente Ben Alí y la adopción de una Constitución de consenso. El islamismo político (Ennahda o Renacimiento) es un partido normalizado que ha estado en el Gobierno y ahora apoya, tras perder las últimas elecciones, al Ejecutivo de amplia base que constituyó con buen juicio el veterano Beji Caid Essebsi. Ennahda ha condenado inmediata y sinceramente los atentados.
¿Qué hacer?
A día de hoy se prima la respuesta militar a los atentados y los niveles de alerta se incrementan por doquier, España incluida. Pero también hay igualmente en marcha, en Francia bien dotados económicamente y atendidos por especialistas de prestigio, programas para la defensa constitucional de la multiculturalidad y el mantenimiento de la paz social.
No será fácil. Hay casi cinco millones de musulmanes y aunque sobra decir que la inmensa mayoría son pacíficos y están integrados se anota desde hace años un cierto divorcio y algunas dificultades de colaboración real entre los poderes públicos y las instituciones concernidas, singularmente las agrupadas en la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia, aunque éstas, y en cabeza el imam de la Gran Mezquita de París, condenan rotunda y sinceramente la violencia integrista.
El auge de la islamofobia es visible y aunque la corrección política y los usos sociales la atenúan el asunto gana lentamente terreno en el debate político y da, sin proponérselo, un margen adicional de maniobra a partidos muy nacionalistas, como el Frente Nacional. Un escenario, pues, inquietante al que, juiciosamente, todos los gobiernos entienden aplicar remedios polivalentes y no meramente militares y de seguridad pública.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.