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Nuria Vega
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 19:14
Mariano Rajoy ha sufrido el primer altercado de su campaña electoral y en su propia tierra. En pleno paseo por Pontevedra, un joven ha propinado un fuerte puñetazo en la cara al presidente y le ha tirado las gafas al suelo. El agresor, un menor ... de 17 años, según ha confirmado la Policía, ha sido inmediatamente reducido por los escoltas que acompañan al jefe del Ejecutivo.
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La ministra de Fomento, Ana Pastor, que acompañaba a Rajoy por el centro de la ciudad, ha tratado en ese momento de restarle hierro al asunto y, con la marcha a punto de finalizar, el presidente ha optado por subir al coche oficial para emprender su camino hacia A Coruña, donde está previsto el último mitin del día. "No tengo palabras para expresar mi indignación", ha escrito después Pastor en Twitter mientras se suceden las muestras de solidaridad del resto de formaciones políticas.
Los paseos son los actos centrales de la estrategia del PP, que hasta hoy resaltaba su satisfacción por la buena acogida del presidente en los pueblos y ciudades seleccionadas. El jefe del Ejecutivo siempre se desplaza envuelto en el círculo se seguridad de Moncloa, pero aún así son muchos los vecinos que se acercan para besarle, estrecharle la mano o hacerse 'selfies' con él.
Tras la agresión, Rajoy ha recibido mensajes de ánimo de sus rivales políticos. Los primeros en escribirle han sido Pablo Iglesias y Albert Rivera, quienes han mandado su apoyo e interesándose por su estado a través de un mensaje de texto. También el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha hecho referencia a la agresión sufrida por el presidente del Gobierno durante su mitin en Murcia, en el que ha enviado su total "solidaridad".
El propio Rajoy ha publicado un mensaje en su perfil en Twitter para agradecer las "muestras de afecto" recibidas y ha señalado su intención de continuar trabajando.
Tras el incidente Rajoy se ha desplazado hasta La Coruña para ofrecer un mitin ya previsto en la campaña electoral, donde ha ofrecido su discurso sin gafas y con las secuelas del golpe en la cara. El presidente del Gobierno ha asegurado que España necesita "huir de los extremismos" y ha añadido que los gallegos son gente "moderada", "tranquila", "formal" y "seria". "Lo que no quiere decir que no tengamos eso en lo que están pensando todos los que están aquí sentados y presentes", ha exclamado.
Previamente, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, también ha aludido al asunto al asegurar que Galicia y España "no quieren extremismos, agresividad y violencia" sino respeto y libertad.
El propio jefe del Ejecutivo ha querido quitar hierro al asunto e incluso ha recurrido a la ironía al inicio del acto asegurando que él empezó pegando carteles electorales en Pontevedra y ahora aún se pegan "y muchos", provocando las risas de su auditorio.
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