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R. C.
MADRID.
Miércoles, 24 de enero 2018, 00:32
La igualdad de género en todos los ámbitos, incluido el laboral y salarial, habrá de esperar, al menos, un siglo -en 2016 se situaba en 83 años-. Y eso en el horizonte más cercano que apuntan algunas ONGs, pues el último estudio del Foro Económico Mundial -cuya edición anual se inauguró ayer en Davos (Suiza)- duplica con creces ese horizonte temporal. Sitúa la meta de alcanzar la paridad salarial entre hombres y mujeres hacia el año 2234, tras haber retrocedido durante 2017 por vez primera en la última década.
España, en materia de igualdad en el terreno laboral, ocupa el puesto 24 en la lista anual de 144 países que elabora el Foro. Ha subido cinco puestos en esa clasificación, pero aún le quedaría un 25% (su puntuación es de 0,746) para lograr la paridad en el trabajo entre ellos y ellas.
Esos cálculos vienen a frustrar las expectativas que se ha puesto Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), donde prevé alcanzar la plena igualdad de género en el año 2030. Según la ONG Plan Internacional, aunque las leyes contra la discriminación de género «han ayudado a reducir la desigualdad, no son suficientes». Aboga por redoblar esfuerzos, principalmente para erradicar los estereotipos que lastran a mujeres y niñas. Y éste, avisa, no solo es un problema de los 56 países en desarrollo en los que tiene proyectos, también de los más desarrollados del mundo.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fue ayer el primero en apoyar ese llamamiento -en su gabinete hay paridad de hombres y mujeres- desde Davos, y lo hizo alzando su voz contra el acoso sexual -también en el trabajo- y la discriminación de género. «El tiempo realmente se acabó», advirtió, emplazando a los líderes políticos y empresariales a «actuar inmediatamente», «contratando, promoviendo y reteniendo a más mujeres». «Es lo más inteligente», apostilló para poner como ejemplo a su país, donde según la consultora McKinsey cerrar la brecha de género aportaría 150.000 millones de dólares a la economía canadiense hacia 2026.
El Foro ha querido aportar su grano de arena, aunque en el fondo se antoje más simbólico que otra cosa. Por vez primera en su historia una edición anual está presidida solo por mujeres, encabezadas por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Le acompañan, entre otras, la primera ministra de Noruega, Erna Solberg -para quien «denegar derechos iguales a las mujeres no tiene sentido ni política ni económicamente»-; la presidenta ejecutiva de IBM, Ginni Rometty, y su homóloga en el gigante energético francés Engie, Isabelle Kocher. Sin embargo, ellas siguen siendo minoría: solo un 21% de delegadas este año.
Por otra parte, según una encuesta del Foro a 30.000 menores de 30 años de 186 países presentada ayer, ocho de cada diez (el 78,6%) estiman que la extensión de la tecnología en el mercado laboral «crea empleos» en vez de destruirlos, pese a la discrepancia que se mantiene al respecto en muchos ámbitos.
La crítica al proteccionismo también marcó la jornada en Davos, en vísperas de que su último gran defensor, el presidente estadounidense Donald Trump, llegue mañana. El primer ministro indio, Narendra Modi, y su homólogo canadiense coincidieron en defender la globalización como la mejor opción para «el bienestar de nuestros ciudadanos» pese a que está «perdiendo brillo». Trudeau se refirió aquí a la negociación complicada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
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