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José María Camarero
Viernes, 27 de noviembre 2015, 13:42
La crisis de Abengoa se acaba de llevar por delante al que hasta ahora era su consejero delegado, Santiago Seage, quien ha renunciado a su cargo, según ha anunciado la compañía poco después de las 13.00 horas en un hecho relevante a la Comisión ... Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La salida del CEO supone que, a partir de ahora, será José Domínguez Abascal quien asuma todas las funciones ejecutivas y se ponga al frente de la dura etapa que le espera a la firma, como presidente ejecutivo. Hasta ahora Domínguez formaba parte del consejo de administración.
Los cambios se producen en la primera jornada en la que los títulos de Abengoa han dejado de cotizar en el índice Ibex-35 y lo hacen en el Mercado Continuo, después de registrar una caída superior al 94% en las dos últimas sesiones. A estas horas, las acciones de la compañía repuntan con fuerza un 20%, lo que refleja el interés de los inversores a corto plazo por especular con estos títulos que valen poco más de 0,30 euros.
A partir de ahora, según ha aprobado el consejo de administración de la sociedad, Santiago Seage se dedicará en exclusiva a Abengoa Yield, la filial del grupo de ingeniería en renovables en Estados Unidos como Managing Director. La renuncia como CEO implica la de sus cargos como vicepresidente primero del grupo. De esta forma, el consejo de Abengoa pasa a tener un único vicepresidente, que es Antonio Fornieles. Además, se incorpora a este órgano de dirección otro consejero, Joaquín Fernández de Piérola Marín, como ejecutivo. Hasta ahora era el presidente de Abengoa México.
La transformación de la dirección de Abengoa ha sufrido varios sobresaltos en los últimos meses. Por una parte, Santiago Seage ha permanecido en el cargo de consejero delegado apenas medio año, puesto que accedió al mismo en el pasado mes de mayo. Además, en septiembre, el grupo se vio obligado a retirar de la presidencia a Felipe Benjumea -el histórico directivo de la firma que pertenece a la familia fundadora- para posibilitar el acuerdo con la banca de cara a la amplaición de capital que definitivamente se ha descartado.
Ahora, el nuevo consejero delegado se encargará de negociar con los acreedores las posibilidades que tiene Abengoa para no certificar su quiebra definitiva. Dispone, según la ley, de un plazo de cuatro meses, en los que deberá convencer a la banca -sobre todo la internacional, más que a la española- para que vuelvan a apostar por una compañía que se encuentra sobreendeudada y con problemas contables en las cuentas de los últimos años.
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