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El de Ibero besa a una de sus hijas el sábado en el Labrit. ::
«Aún tengo la pesadilla de que salgo a jugar sin tacos»

«Aún tengo la pesadilla de que salgo a jugar sin tacos»

Juan Martínez de Irujo Expelotari

Víctor Soto

Jueves, 29 de junio 2017, 11:29

A Juan Martínez de Irujo le ha retirado de las canchas su corazón. A sus 35 años, aún le quedaba mucha guerra que dar. Pero a la historia pasará con 13 títulos (cinco Manomanistas, cinco títulos del Parejas y tres campeonatos del Cuatro y Medio) y la sensación de haber dinamizado el mundo de la pelota y haber creado una escuela y una legión de incondicionales que le despidieron con cariño el sábado en el Labrit. Y en el aire, siempre una incógnita: ¿cuánto tiempo más hubiesen podido disfrutar los aficionados del genial y explosivo Irujo en condiciones normales?

¿Cómo vivió el festival de su adiós?

No me lo imaginaba ni por el forro. Algo tan grande, tan bonito... Fue increíble. Pasó de todo. Estuve contento y triste, pero saboreando cada momento. La verdad es que no tengo palabras para explicarlo. Sólo sé que los que se curraron la despedida no lo podían haber hecho mejor.

¿Llega más ese cariño que los títulos?

Está claro. Puedes ganar o perder, pero el legado de la gente quedará siempre. Lo que he vivido estos días es incomparable. Lo del sábado en el Labrit y lo de después fue lo mejor. De mi vida como pelotari me quedo con ese último recuerdo, además de con los compañeros. Y los títulos, en un segundo plano. Son importantes, pero después de vivir la despedida, relativamente.

¿Cómo se explica todo ese cariño?

Creo que no hay ningún secreto. He intentado siempre ser amable con todo el mundo y darlo todo en los partidos. Pero, de todas formas, creo que la gente se ha portado mejor conmigo que yo con ellos.

En estos meses, ¿le ha dado tiempo a darse cuenta de que ya no volverá a jugar a pelota?

Llevo un tiempo pensándolo, pero todavía es pronto para asimilarlo porque uno es siempre pelotari.

Cuando está dormido, ¿sigue soñando que juega?

¡Claro! ¡Y sigo teniendo la pesadilla de que salgo a jugar sin los tacos puestos! La pelota ha sido mi pasión y mi vida y creo que a todos los pelotaris, aunque no nos podamos vestir de blanco, nos pasa lo mismo.

¿Cómo va a hacer para llenar ese vacío? ¿Ha hablado con Aspe para entrar en el cuerpo técnico?

No he hablado con nadie, pero seguiré viviendo la pelota. Esta semana, con Elkar tenemos un campus de chavales. Y me siento muy a gusto con ellos, son los más agradecidos. A los pequeños, que les encanta la pelota, les intentamos inculcar lo que sabemos.

¿Qué echa de menos de la pelota?

Todo. Desde levantarme a las 8.00 e ir a entrenar aunque no te apetezca hasta el rato del vestuario poniéndote los tacos. Pero sobre todo echo en falta la competición.

¿En algún momento los médicos le han dado esperanzas de que podría continuar en el frontón?

Los médicos son siempre cautos. Yo tenía esperanzas y he visitado a muchos médicos y todos me decían más o menos lo mismo. La esperanza era cada vez más pequeña, pero yo quería más opiniones. Hasta que me dijeron que no iba a volver.

¿Se sintió frustrado?

Frustrado, no. Pero muy fastidiado. Pero hay que ser positivo. No puedo jugar, pero tengo una familia maravillosa y me toca vivir. Hay que ser coherente.

Entre sus recuerdos, seguro que habrá un espacio para La Rioja. A pesar de su rivalidad con Titín, La Rioja siempre ha sido muy 'irujista'.

Ha sido un caso extraño. Augusto y yo nos hemos alternado muchos años como número uno y dos de Aspe. Teníamos rivalidad y hemos jugado muchos partidos. Pero en La Rioja siempre me he sentido querido y arropado. Es más, me gustaba jugar con la afición en contra y ganarle en el Adarraga me ponía. Esa sensación de la afición en contra pero siempre respetuosa, era un aliciente. Además, es la afición más caliente, pero la que también aprecia el buen juego y sabe de pelota.

¿Y con los pelotaris riojanos?

Con todos los riojanos me he llevado muy bien. Con Capellán jugué uno de mis primeros estelares en Cenicero y también me gustaba mucho. Con los hermanos Merino me he llevado muy bien, con Cecilio, con los jóvenes como Gorka... Siempre ha habido muy buena relación.

¿Se ha quedado con ganas de jugar con pelotaris más jóvenes, como Altuna o Irribarria?

Por supuesto. Pero también me hubiera gustado jugar contra Retegui. Siempre hay cambios, es ley de vida. Aparecen los jóvenes y genéticamente son más fuertes. Pero a Aimar y a Oinatz, que son los únicos que quedan de mi generación, les va a costar bajarles de lo más alto.

¿Ya ha planificado qué va a hacer con su futuro?

Aún no me ha dado tiempo a nada. Entre hacer pública la noticia, ir a sitios, reuniones... Necesito tiempo.

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