Palas con raíces chinas

«La influencia es decisiva porque el nivel de China es muy superior al resto de países. Tienen tal cantidad de jugadores y jugadoras que si pudieran... En la Olimpiada se modificó la reglamentación para que en la prueba individual no hubiera más de dos por país porque ocupaba siempre todas las medallas y era una manera de dar un poco de aliciente a la competición», comienza Enrique Pérez Mina, director de tenis de mesa de la UCAM. «Eso ha supuesto que grandísimos jugadores y jugadoras que no tenían posibilidad de competir con el equipo nacional de China se hayan venido a Europa, se hayan nacionalizado y hayan terminado jugando con otros países. Hay muchos casos en todos los países europeos. Fundamentalmente es por el gran nivel que tienen porque estamos hablando de una práctica con dos millones de fichas federadas. De hecho, es más difícil ser campeón de China que del mundo, así de claro», explica quien forma parte de un equipo que ha logrado el éxito inédito de clasificarse para las semifinales de la Liga de Campeones que se disputarán el próximo 11 de marzo y el 1 de abril.

¿Qué hacen los chinos para dominar el mundo del tenis de mesa? Hija de emigrantes chinos, la joven María Xiao nació en Barcelona, se crió en Portugal, ahora compite como española y es un ejemplo que puede señalar los factores del cambio. «Sí, sí, sí. Tienen muchas diferencias los métodos de los chinos: la forma en que entrenan, los ejercicios... Se dedican mucho más tiempo y con más intensidad. Entrenan siete horas al día y en España cuatro máximo», comenta quien empezó a coger la pala con seis años porque sus dos padres eran profesionales. «A mí me cuesta igual porque como he empezado en Europa entrenaba como ellos, sólo que a veces mis padres entrenaban conmigo después de los entrenamientos un poco más. Pero no mucho más», confiesa la jugadora que todavía es joven para acudir al Mundial.

«Es diferente porque en China hay mucho entrenamiento y mucho entrenador. Siempre saben cómo enseñar a los jugadores, hay muchos entrenamientos y muchos partidos. Allí hay muchos jugadores y todos buenos», simplifica He Zhi Wen, el popular 'Juanito' que popularizó el tenis de mesa en Granada. «El gobierno chino da mucha ayuda, el sistema es un poco diferente. Aquí jugáis todo como padre, madre y familia. En China poco a poco se va subiendo de categoría. Primero se empieza en el colegio, luego se va a la ciudad y luego a las provincias. Estudian poco, sólo por la mañana y por la tarde y por la noche entrenamientos», completa quien intentará volver a acudir a unos Juegos Olímpicos en su último año como profesional.

Relación beneficiosa

Aunque Xiao reconoce desde Cartagena que en la liga española «no hay mucho nivel», en Europa se eleva. En las últimas rondas de las competiciones internacionales del Viejo Continente los equipos -formados por cuatro miembros- siempre cuentan con uno o dos reclutados de Asia. Suele ser necesario para mantener el nivel. «Normalmente un jugador chino debe de marcar la diferencia en el equipo. Nosotros decíamos que un jugador que te traes y pierde con un nacional, pues no es chino», bromea Pérez Mina. Por ese motivo, los clubes y la selección española agradecen la incorporación del Lejano Oriente. «Han sido importantes para aumentar el nivel. En el año 85 el equipo Caja Granada empieza a ganar ligas y campeonatos de España con jugadores chinos», recuerda Juanito desde Granada.

He Zhi Wen llegó a la ciudad andaluza ayudado por un compatriota entrenador y su legado podría haber sido mayor pero su hija se apartó de la competición profesional después de ser campeona de España benjamín. «En China habría sido posible que siguiera porque habría entrenadores y se sentiría más cómoda», reconoce. «Marcan una diferencia importante y sobre todo más en mujeres que en hombres. Dicen, pero no te lo puedo asegurar, que es también por la configuración de la pelvis, que es más estrechita y permite ir más rápido en los giros de cintura. No te podría asegura al 100% pero es cierto que tienen un tipo de movilidad que parece más fácil que en otro tipo de fisionomía», teoriza el mánager Pérez Mina.

Sin embargo, la escuela china no es infalible y ha sido superada en ocasiones por el Viejo Continente. «Los europeos puede que tengan una mejor formación física», señala Xiao. «Suecia marcó una época; a través de estudios innovó y fue campeona del mundo. Los chinos abandonaron la presa lapicero porque tenían dificultades para ganar a los europeos», recuerda Pérez Mina, quien a fuerza de costumbre es capaz de recitar los monosilábicos nombres y apellidos de todos los que han pasado por las mesas españolas. Hoy, las palas se agarran a la europea pero España agradece en mandarín los buenos resultados.