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Javier Bragado
Martes, 12 de enero 2016, 09:53
Nadie ha roto tantos platos como Fátima Gálvez en 2015 (Baena, 19-1-1987). Nadie ha sido tan certera con su pistola. De hecho, la cordobesa finalizó su temporada con unos intimidadores 64 aciertos de 65 disparos en la última competición en que concluyó como ... número 1 del ranking mundial. Pero lo que en el foso olímpico ha sido una gran temporada, fuera ha supuesto una carrera de obstáculos inesperados.
Problemas con la Federación Española de Tiro, que llegó a deber 30.000 euros en becas y vetos en algunas competiciones al no convocar a la andaluza dificultaron su preparación. Porque a pesar de sus excelentes marcas y de que logró la plaza olímpica para Río de Janeiro en 2014 la española no pudo acudir al Campeonato de Europa de 2015 porque no fue convocada. «Dolió porque es un campeonato en el que económicamente puedes recibir un premio en metálico directamente. Yo venía de ser campeona de los Juegos Europeos de Bakú, tenía que ir al campeonato de Europa para seguir teniendo el número 1 del ranking europeo y al no poder participar pasé a ser la tercera», rememora la baenense a la que han retrasado pagos de becas desde 2011.
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«No es que sea la única. Todos los deportistas de tiro están más o menos a la gresca con la federación porque no están realizando los pagos de forma correcta y evidentemente cada uno de los deportistas están resentidos con la federación. Creo que la federación no se ha portado bien con todos los tiradores, incluso conmigo han hecho el desplante este de no quitarme en el Campeonato de Europa y el Campeonato del Mundo de Gabala, que me pasó igual que con el ranking europeo que no pude mantener mi posición -pasó a ser décima en la clasificación-», resume con su discurso veloz. «Me perjudicó por reclamar que me pagaran», concluye. El año 2016 tampoco empezará con buen pie puesto que no podrá competir en la primera prueba de la Copa del Mundo, en febrero en Chipre. Oficialmente Gálvez señala que no es uno de sus objetivos pero de fondo hay nuevos problemas con sus convocatorias.
El problema de la remuneración económica se tradujo en que durante un tiempo Gálvez se vio perjudicada en la preparación deportiva por la naturaleza de su especialidad. «Que no me paguen a tiempo me retrasa en la preparación y sobre todo piscológicamente te afecta mucho porque no dispones de dinero para prepararte. Ese enfrentamiento que hubo... o mejor ese malentendido entre la federación y yo, te afecta de cara a cada uno de los campeonatos», explica. En la técnica lo único que permite a ti romper el plato es una buena psicología y si tú estás afectada por cualquier factor externo te afecta de tal manera que no rompes platos. Entonces la presión de cara al Mundial fue demasiada. Aun así, me salió muy bien, pero fui tocada», confiesa una de las firmes opciones de medalla de la delegación española para los Juegos Olímpicos de Río.
El cerebro y el tiro
A pesar de las dificultades fuera del foso, Fátima Gálvez nunca ha abandonado su interés por un deporte que marca su vida. «Es que para mí el tiro es también un hobby, me encanta. Es lo que siempre he hecho desde los once años y tengo 28, así que imagínate», lanza tan rápida y certera como en competición. Pero ella misma debe frenar la inercia para evitar consecuencias negativas. «He aprendido que cuando estoy disparando estoy disparando y tengo que centrarme sólo en disparar. Cuando estoy estudiando tengo que centrarme en estudiar. Cuando estoy con amigos, con los amigos», afirma. «Pero es verdad que muchas veces conscientemente o inconscientemente se me va el pensamiento al tiro porque soy deportista profesional, tengo objetivos en mente, tengo competiciones que preparar y es normal que a lo mejor a lo largo del día piense dos o tres veces en esos objetivos, en lo que tengo que hacer o incluso en ese tiempo que he estado de descanso he pensado cómo preparar finales», aclara.
En un deporte en que un elevado dearrollo muscular resta opciones, Fátima Gálvez debe optar por la mente. La cordobesa confiesa que cuenta con la visualización previa de las competiciones como un factor fundamental. Según revela, el cerebro es la herramienta indispensable de su deporte aunque el entrenamiento cardiovascular permita bajar las pulsaciones para los momentos decisivos. «La clave está en mantener la concentración y la calma. Si por lo que sea cometes un error o dos seguidos, tienes que salir muy fría para no tirar la toalla tan fácilmente porque a final de cuentas hasta hasta el último plato no se sabe quién gana y quién pierde», reconoce. «Eso es lo más difícil, mantener una forma regular en todas las competiciones y tener sangre fría», sostiene.
¿Es mejor disparar en cuanto sale el plato o esperar a observar su trayectoria y asegurar? «Es un tiro intuitivo, instintivo. No te da mucho tiempo a pensar si va a volar o no», reflexiona. «En el momento en que sale el plato tu mente lo que está pensando es romperlo cuanto antes, pero siempre siendo consciente de la trayectoria, de la velocidad, del tipo de vuelo que está llevando, del ángulo y demás. En verdad quieres disparar rápido pero no es algo a lo loco, es siempre controlado el disparo», ilustra.
Respecto a las condiciones del campo de tiro, la cordobesa apuesta fervientemente por las complicadas. «Sí, sí, sí. Prefiero un día malo en que es más fácil destacar a que un día en buenas condiciones en que todas hacen nivelazo y sacan resultados supergrandes. En un día malo es más difícil mantener un resultado alto pero es donde se ve la gente buena. Un día que hace viento, que hace frío, que llueve...», avisa. «Esa competición la tuve yo en Londres en el preolímpico y eran las condiciones tan extremas que ganó la más fuerte, que fui yo porque estoy acostumbrada a jugar con frío, con viento, con lluvia, porque entreno en todas las condiciones climáticas posibles. También hay que tener un poco de suerte pero en días así yo me crezco, es como un obstáculo para mí», analiza. Al fin y al cabo, la tiradora se ha acostumbrado a sortear dificultades fuera y dentro de la competición, aunque confía en que algún día sólo tenga que enfrentarse a las que ella puede controlar.
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