«La Villa Olímpica impresiona. Parece la ONU»

A partir de ese momento, Río ha estado siempre en su cabeza después de toda una vida dedicada a esta modalidad. «Primero, cuando te llaman, es una ilusión; luego, una preocupación. Y ahora toca seguir trabajando para que todo salga bien», explica desde Brasil.

Su trabajo es el de entrenador, pero también la logística: controles, cuidado del material, reuniones... Y solventar problemas, como cuando a Brasil llegó tarde una maleta con visores y temas técnicos que retrasó los entrenamientos. Con todo ya solucionado, Virumbrales y Saavedra ya sólo piensan en la competición. El tirador gallego competirá en carabina de aire comprimido de 10 metros, en carabina tendida diez metros y también en 22 metros. «Desde esta distancia es un especialista. Puede competir con cualquiera y peleará por las medallas», asegura.

En La Rioja, la tradición del tiro es enorme, pero más desconocida es la práctica del deporte adaptado. «Prado Salobre está abierto a todos los deportistas y se han disputado campeonatos de España y competiciones internacionales», explica Virumbrales.

En su opinión, el tiro «tiene mucha promoción por hacer y mucho campo que mejorar en el mundo de los paralímpicos porque no exige condiciones físicas fuertes». «Es un deporte que personas con discapacidad pueden aprovechar y disfrutar, más que otras modalidades más físicas», recalca.

Al igual que en otras especialidades, el tiro también está sufriendo «la falta de relevo generacional». «De los tres atletas que compitieron en Londres, sólo Juan continúa tirando. Los más veteranos han dado un paso a un lado y falta que otros jóvenes tomen el relevo», asegura.

A la espera de la competición oficial, que comenzará para Saavedra y Virumbrales el sábado, el riojano disfruta de Río, al igual que el resto de la expedición. «Todos los españoles estamos en el mismo edificio y hay zonas comunes, muchas reuniones... Es muy divertido», resume. Y, respecto al entorno, apenas hay palabras. «La Villa Olímpica está muy bien e impresiona. Parece la ONU», analiza. «Todo es gigante, como el comedor, donde caben miles de personas», resume.