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Laura Marta
Sábado, 20 de agosto 2016, 01:54
Tres Juegos Olímpicos, cuatro medallas: dos oros, una plata y un bronce. Es el resumen del que puede presumir Saúl Craviotto, un animal competitivo que convierte en éxito todo lo que disputa. En Río, demás, hace doblete en el podio con su pareja Cristian Toro ... y él solo, en una carrera que se decidió casi sobre la línea de meta.
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Mientras los demás participantes saludaban al paso de la cámara, Craviotto se mantuvo firme, serio, concentrado, embutido en sus gafas de sol, visualizando una carrera, su final en el K1 200 y un metal que quería hacer suyo. La calle siete iba a ser su camino hacia otro podio.
Casi sin respirar se ven las carreras de Craviotto, pues apenas da tiempo a ver sus paladas. Menos aún se pudieron contar las del británico Liam Heath y el francés Maxime Beaumont, que impusieron un ritmo vertiginoso desde el principio. Demasiado para las aspiraciones de Craviotto que no se acababa de despegar de los últimos puestos.
Sin embargo, Craviotto no hbía dicho la última palabra y arremetió con fuerza su pala en el agua en los ultimísimos metros para atrapar un bronce que tuvo que dilucidarse en la sala de tiempos con los jueces porque en directo no se podía comprobar si fue tercero el español o el alemán Ronald Rauhe. Al final, el cronómetro tomó una decisión salomónica: ambos llegaron con el mismo tiempo (35.662), por lo que compartirían bronce y espacio en el podio.
Poco le importó a Craviotto, que se abrazó con el alemán, contentísimo por este nuevo éxito en su carrera. Un bronce para sumar al historial, a su vida, a su piragua, y al medallero español. Y ya ha aportado cuatro. En tres Juegos Olímpicos.
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