Marcus Walz, el mallorquín nacido en Oxford

Con 21 años era el más joven de los ocho finalistas, pero él está lejos de arrugarse por esas cosas. Es un chico «echao p'alante». «Voy a dar caña», decía tras clasificarse para la final. Y vaya si lo hizo. Su remontada antológica entra de lleno en el libro de oro del olimpismo español.

Su primer contacto con la piragüa fue a los doce años, en un cursillo de verano. Le gustó y empezó a competir. Pronto sus resultados evidenciaron que tenía un nivel muy alto. Tanto, que llegó a ser campeón del mundo sub 23 en dos ocasiones y doble medallista abosluto en su distancia favorita, los 500 metros (plata en 2014 y bronce en 2015).

Antes de viajar a Río 2016 aseguraba que sus Juegos eran los de Tokio, pero ya metido en faena, y lanzado como es, no quiso desaprovechar la oportunidad de hacer historia Estaba convencido de poder ganar. «He hecho la carrera de mi vida», decía nada más acabar la carrera. Eso para él significa dejarse el alma sobre el kayak. No entiende otra forma de competir este español de pura cepa. Pese a los que digan su nombre y apellidos.