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Rodrigo Errasti Mendiguren
Jueves, 11 de junio 2015, 03:40
España venció a Costa Rica, la revelación del pasado Mundial en el que la selección perdió el brillo de su estrella, gracias a un acierto de cara a puerta que muchas veces se exigía en la etapa más gloriosa. Del Bosque pensó hace un año ... en Diego Costa como solución a los problemas de gol, pero el punta de Lagarto no mezcló bien con unos jugones que ya habían dado lo mejor de sí. En León, y aunque era un amistoso, La Roja fue más efectiva que efectista. No completó un gran partido, que sólo se recordará por el trato vejatorio de la afición local a Piqué, ya que cuando mostró muchas dudas en defensa encontró puerta. Cuando tocó y se asoció, su fútbol mejoró pero se quedó a cero. Cesc aprovechó el bolo para, a punto de llegar las cien internacionalidades, demostrar que puede ser importante, marcando como otras veces y asistiendo a un Paco Alcácer que destila gol. Lleva cuatro goles en seis partidos y ofrece los mejores movimientos de todos los que han sido reclutados para ocupar las plazas de Torres y Villa tras el Mundial. Muchas conclusiones más no se pueden sacar de un duelo que tenía el morbo de ver juntos a los porteros que están en boca de todos: David de Gea, Keylor Navas e Iker Casillas. Los dos primeros fueron titulares, completaron una buena actuación, y el tercero fue aclamado por la afición del Reino de León, demasiado pendiente de Piqué, lo que indignó a la expedición de la selección.
Arrancó con Koke y San José llevando la batuta, con Cesc en la media punta con Vidal y Nolito en los costados detrás de Alcácer, referencia ofensiva. Costa Rica, que tras su espectacular Mundial en Brasil se siente obligada a ganar la Copa Oro, probó un cambio de sistema pero sin funcionarle los cuatro atrás, regresó a la idea que le hizo triunfar en el Mundial. Y golpeó duro en la primera. Recuperó Borges un balón perdido por Cesc y Koke, en un balón a la espalda de Carvajal fue más listo Campbell que Bartra y cedió atrás para que Venegas, llegando desde atrás, pusiese raso el 0-1.
Un error de España, que aprovechó un fallo tico para empatar segundos después. Alcácer, que con España siempre brilla, superó en el mano a mano a Keylor. La emoción hizo generar a España opciones consecutivas para dar la vuelta al asunto. Nolito y San José lo rozaron pero fue Fábregas el que acertó tras una buena combinación por banda derecha. Aleix combinó con Nolito, que con un centro chut al área hizo posible que Cesc remachase desde cerca. 2-1 en media hora. Lo mejor del duelo eran los goles. Que la grada se entretuviese haciendo la ola dice mucho de lo que se veía en el césped.
Del Bosque juntó mundialistas
Costa Rica presionaba, pero sin orden, lo que hacía a España superar líneas de pase con facilidad. Eso sí, la defensa española sufría con cada balón a la espalda. Y es que sin Piqué y con dos laterales que desean ser extremos, la zaga parece endeble. La salida de balón por la banda derecha era errónea, pese a las ganas de un Aleix Vidal que si pudo mostrar una de sus virtudes: lee rápido la posición de los rivales y de los compañeros cuando asiste hacia el área. Se llevó un golpe antes del descanso y dejó su plazo a Vitolo, compañero en el Sevilla.
La segunda parte comenzó con el sainete de los silbidos y gritos de apoyo a Piqué, que entró a sustituir a un Ramos que rozó el gol segundos antes ante su compañero Keylor Navas. Se llevó una pitada monumental y fue pitado en cada balón que tocó, más que a cualquier tico. Un asunto que costaba entender a los costarricenses, que tampoco acertaban a ubicar a Kevin Roldán en la ecuación. Los asistentes al estadio no se sabe qué buscaban con su actitud, pero sí está claro lo que lograron. La Federación dudará seriamente regresar ahora al Reino de León para un duelo de la absoluta.
Costa Rica, al que le costaba combinar y no caer en fuera de juego, movió piezas pero mantuvo la defensa de cinco. Ante una España que mejoró con Silva y Cazorla en medio. Y después con Busquets de cierre. Del Bosque transformó el equipo en una versión clásica, es decir Cesc encontraba aliados para tocar más pero el equipo marraba sus opciones. Bartra puedo marcar de rabona, pero le sacaron el que podía ser el tanto más raro de su carrera. Keylor, entre tanto silbido, no se descentró. Estuvo muy fino, como siempre que se pone la camiseta nacional, e impidió con sus paradas que hubiera más goles en un duelo de contrasentidos. Cuando mejor jugó la Roja, esa en la que sus jugadores son silbados por su propia afición, no marcó. Y en todo momento siguió mostrando las lagunas defensivas posteriores a Brasil.
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