Villa hace brillar a la Roja en Estados Unidos

Ahora, casi cuatro años después y en la última cita antes de viajar a Brasil, España se mostró fiel a si misma. Ni el intenso calor que había en el Fedex Field, ni un rival sensiblemente inferior modificó el guión. España tenía la pelota, dominaba, mandaba y tenía los mismos problemas para marcar que en otro cualquier otro día. Ni teniendo en el once a Diego Costa, el máximo goleador de la selección esta campaña. Y eso que en su primera aparición sacó un penalti, inexistente, tras un gran pase de Xabi Alonso a la espalda de la defensa. El hispano-brasileño, tras una carrera con el defensa en la que demostró no tener problema alguno en su bíceps femoral, encaró al portero y terminó en el suelo. Cesc, ante la ausencia en el once de un Villa nombrado por Del Bosque como primer lanzador, asumió la tarea. La pegó con el interior, buscando el larguero pero se le marchó alta para jolgorio de los 40.000 salvadoreños que había en el estadio donde normalmente juegan los Red Skins de la NFL.

Es curioso el caso del catalán, que no lanzó nunca una pena máxima hasta que tuvo que patear la decisiva en 2008 en la tanda ante Italia. Aquel día no erró, tampoco cuatro años después en otra frente a Portugal y que permitió a España meterse en la final ante el cuadro transalpino. Menos esos dos, no ha sido capaz de convertir una pena máxima durante los 90 minutos con España. Una tarea más a resolver por Del Bosque, al que casi le está costando lo mismo resolver los problemas con el gol como encontrar un especialista desde los 11 metros. El Salvador, tras el susto inicial, se quedó replegada y tranquila a la espera. Mantuvo la zaga muy arriba, permitiendo a Alonso demostrar su precisión en los servicios en largo. El tolosano, junto a Javi Martínez, fue quizá el más entonado. Aportando soluciones en ataque y sin pasar apuros en defensa. Si el duelo ante Bolivia en Sevilla era un simulacro de Holanda para la Roja, lo de El Salvador con esas líneas adelantadas debe entenderse como simulacro de Chile. Si la idea era ver qué tal funcionaba Diego Costa contra Chile buscando la espalda, se puede decir que el test fue fructífero. Había dudas sobre si estaba apto, pero tras completar varios sprints y la intensidad con la que competía con los rivales quedaron disipadas. Está bien es evidente. Completó 73 minutos, rozó el gol y mostró ese hambre y competitividad que acostumbra en el Atlético.

Mucho balón

El resumen de la primera mitad fue el mismo que en Sevilla: mucho balón, once intentos de remate pero pocas ocasiones claras. España puso en apuros a Henry Hernández, pero en algunas situaciones eligió mal y en otras les faltó tino. A Cesc, a Costa, a Pedro, a Iniesta... Ramos también lo intentó en un golpe franco, pero El Salvador logró mantener la meta a cero. El duelo seguía siendo un monólogo español, y una demostración por parte de Henry Hernández. Sacó un mano a mano a Villa ya en el segundo acto, cuando el asturiano apareció en el campo junto a Cazorla y Silva. Más arsenal ofensivo y un otro rematador en el área para aprovechar los centros laterales de Juanfran, que se incorporó incluso más al área como asistente que Jordi Alba. Empezó a acosar La Roja, de modo algo embarullado, a su rival, que seguía manteniendo el orden.

Ofensivamente apenas mostró nada, aunque Casillas tuvo que atrapar un balón colgado al área desde la banda. Y en uno de ellos, puesto por Alonso, llegó el gol español. Falló el meta al medir, le superó la pelota y Ramos la puso al corazón del área donde Villa remachó de cabeza justo cuando Diego Costa iba a empalar de cabeza. Se quedó algo tocado el brasileño, que deseaba marcar y no le gustó que el 'Guaje' le robase el honor. Se le vio con ganas al único jugador confirmado del New York City.

Está radiante, feliz por su nueva experiencia y tiene ganas de seguir sumando goles a su cuenta (58) como máximo goleador de España. Antes de acertar en el 88', ya rozó el doblete, pero Henry no quería volver a cometer un descuido y sacó otra nueva mano espectacular a cabezazo de Costa y su rechace lo mandó a la grada el '7' de la Roja. Alonso demostró hasta que se marchó por Busquets, que rozó el gol en dos ocasiones, que se basta, junto a un pulmón como Koke, para controlar la zona central ante rivales enclaustrados en torno a su portero.

Del Bosque permitió a De Gea cumplir su sueño y le hizo debutar en la recta final para confirmar que el meta del United es el futuro, y presente, de la portería española. Otro diamante con talento y mentalidad ganadora.

Por tanto, todos, hasta los tres porteros, han demostrado en estas semanas previas estar preparados e ilusionados en el enorme reto de conseguir una segunda estrella en su pecho. Algo que parece insignificante, pero que al suceder de modo consecutivo tras dos Eurocopas, colocaría a España en un lugar privilegiado en la historia del fútbol.