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Rodrigo Errasti Mendiguren
Sábado, 26 de septiembre 2015, 02:31
El Real Madrid, que estrenaba liderato, volvió a demostrar que en esta etapa de Rafa Benítez tiene un problema principal: lograr el primer gol. Pese a que realizó treinta remates y jugó más de veinte minutos en superioridad, no fue capaz de marcar al Málaga, ... que suma ya seis jornadas sin anotar. Si uno vuelve a revisar el encuentro, parece imposible que no se produjera un tanto pero el principal mérito fue de los porteros, sobre todo de Carlos Kameni.
Históricamente el equipo blanco no ha necesitado muchas llegadas para conseguir un gol. Pero en esta etapa con el técnico madrileño demuestra que, si no marca, su ansiedad por anotar le hace desperdiciar una tras otra ocasiones de gol. En Gijón fue Pichu Cuéllar el héroe del partido mientras que ante el Málaga emergió la figura de Kameni. El camerunés, con su recital de intervenciones, provocó la fustración local ante tanto desperdicio. Por ocasiones se podría decir que el conjunto local mereció golear pero, por juego realizado con esos escasos recursos, el Málaga, que acabó con diez, mereció el premio.
El Real Madrid, como en San Mamés, apostó de inicio por el 4-3-3, arrancó bien los primeros minutos. La idea era la misma, pero la ejecución no ya que con otros futbolistas no resultó. Tampoco el rival le regaló dos goles. El Málaga enfocó su defensa de forma diferente al Athletic. No presionó, apostó por los puntas en campo propio y el eje central muy junto. Aguantando en su campo, replegando en 4-4-2 con todos por detrás del balón. Apenas hubo juego entre líneas del equipo blanco. El conjunto andaluz estuvo cinco minutos sin cruzar el círculo central, pero cuando lo hizo provocó la taquicardia de Benítez y Keylor Navas. Y es que con el paso de los minutos se fue estirando el conjunto visitante. El juego directo hacia Amrabat, que se cambió de botas al empezar a resbalarse, siempre era su opción y se pegó una paliza: corrió al espacio, sumó y oxigenó. Sus choques permitieron salir al Málaga más veces.
Asedio total
El bloque madridista, por su parte, tuvo peligro cuando conectaron Isco, que en la derecha era uno más para tocar, con Jesé junto a Cristiano. Su presencia supone incrementar el vértigo. Isco, silbado hace una semana, hizo un regate y tras la ayuda involuntaria de su mano le quedó perfecta pero la pegó arriba ante su ex equipo. Cristiano, constantemente en el área, marcó... en fuera de juego y se fue con la desilusión de no verse aún más cerca de Raúl en la clasificación goleadora histórica blanca. Poco a poco el Málaga desinfló el ímpetu inicial local y se fue encontrando más cómodo.
El Málaga pudo adelantarse por medio de Juancar pero no lo aprovechó y Jesé obligó a Kameni, por dos veces, a poner sus manos salvadoras. Se calentó y nadie logró batirle. El camerunés, que empezó tan pronto como profesional que parece que lleva una eternidad jugando, volvió estar ágil para sacar un disparo raso de Cristiano. El luso no aprovechó que el canario parecía otra vez enchufado cuando se movió de banda, encaró desde la izquierda y se adentró en el area.
Kameni ayudó a que el plan de Gracia funcionara ya que evitó un par de goles. Y es que antes del descanso el 1-0 estuvo realmente cerca, apenas unos centímetros pero el Bernabéu se tuvo que conformar con varios 'uys', posteriores a ramalazos de juego. Hubo también 27 centros blancos, uno cada dos minutos, pero sin premio.
Benítez buscó explicar a los suyos en la caseta el camino al gol. Su grupo no tiene aún muy interiorizado el juego de posición, pese a los buenos ratos de San Mamés, donde el rival le ayudó a marcar, y que algunos quisieron vender como una obra completa. Le llevará tiempo perfeccionar su idea. Sabe que por inercia y estilo de juego durante muchos años este grupo brilla más cuando puede correr. Los componentes de su once transmitían esa idea.
Kameni, en todas, volvió a sacar una mano mágica a Cristiano. Y como si estuviese esperando a responder, Keylor Navas sacó una mano espectacular arriba en un golpe franco de Juancar. El ritmo creció, el balón iba de área a área y los dos equipos pudieron, y debieron, marcar. Que no entrase la bola parecía inaudito. Se lamentaban todos, pero en especial Jesé. No sólo erró una gran opción, sino que encima se lesionó. Apareció Kovacic y el sistema mutó a un 4-4-2. El asedio y bombardeo madridista era constante. Apenas tocaba la bola Amrabat en campo contrario, pero en uno de sus 'slaloms' tuvo el 0-1. Su zurdazo, tras una buena acción personal driblando zagueros en el área bklanca, se le fue junto al poste. Quedaban veinte minutos y se intuía que serían demasiados para que el Madrid se quedara a cero como en Gijón y el Málaga completara su sexta jornada sin marcar.
Ni con uno más
El gol debía llegar. Y entonces pudo suceder. Tras otra gran parada, Kameni cometió un error de bulto y la pelota floja de Isco se le fue hacia la portería pero Weligton, por segunda vez, evitó sobre la línea que accediera a la red. Se volvió loco el Bernabéu protestando el gol fantasma y contagió a Amrabat, que golpeó con el codo a Marcelo. Nuevo panorama. Con diez y sin su mejor jugador, Gracia optó por quitar al joven Fornals para apostar por Horta y contener el juego. El asedio era total y Kameni seguía acumulando momentos para ser la estrella en todos los resúmenes del encuentro. Todos los presentes en el estadio, los hinchas locales y visitantes, tenían una sensación de 'deja vù', de que esas situaciones siempre las resuelve el equipo blanco en el último momento. El gol de Ramos está presente en la mente de todos, no sólo de los atléticos. Pero esta vez, en el 92' Cristiano, que completó once remates sin éxito, cabeceó en el área pequeña... por encima del larguero.
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