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Luismi Cámara
Martes, 12 de agosto 2014, 10:35
Insisten los entrenadores en que la pretemporada es fundamental porque sirve para sentar las bases físicas y tácticas para la campaña. Sin embargo, poco parece importarles los resultados en unos amistosos plagados de probaturas, cambios constantes de jugadores y marcadores engañosos. Carlo Ancelotti ha vivido ... ya muchas de estas fases de preparación y su habitual tranquilidad se había mantenido imperturbable estas semanas en las que su equipo no había logrado sumar ningún triunfo. Lo importante para el italiano era que los numerosos miembros de la plantilla que habían disputado el Mundial de Brasil se fueran incorporando para ir conjuntando a los nuevos de cara al primero de los seis títulos a los que aspira este año: la Supercopa de Europa.
Reto conseguido. El Real Madrid se llevó el título tras batir a un Sevilla combativo pero escaso de pegada, que cuenta con un Denis Suárez que se puede convertir en una de las sensaciones de la liga. El canterano azulgrana está demostrando, a base de calidad y capacidad de desborde, que su sitio está entre los mejores, aunque no pudo levantar el trofeo de campeón. Un partido más que notable de los capitalinos y dos buenos goles de Cristiano Ronaldo resultaron suficientes para que los blancos abran la campaña de la mejor manera posible.
Pese a lo temprano de la cita, los alicientes de la Supercopa de Europa eran muchos y los focos debían moverse con velocidad si querían dar abasto para iluminar a todas las estrellas que buscaban el primer éxito del año sobre el césped del Cardiff City Stadium de la capital galesa. Entre ellas no estaba el lateral Alberto Moreno, que se cayó de la convocatoria de Emery horas antes del duelo tras cerrar el conjunto andaluz el traspaso del canterano al Liverpool inglés.
Mientras que el técnico hispalense perdía a uno de sus jugadores más importantes, Ancelotti podía presentar en sociedad a sus nuevas figuras y no dudó en ponerlas desde el principio sobre el terreno de juego para repetir la victoria que ya logró en 2007 ante el mismo rival cuando dirigía al Milan. Así, el colombiano James Rodríguez y el campeón del mundo Kroos lucieron por primera vez la camiseta blanca en un encuentro especialmente emotivo para un Gareth Bale que regresaba a jugar a su país en un estado de forma extraordinaria y como único goleador en la pobre pretemporada merengue.
Sin embargo, entre la pléyade de astros del campeón de la Champions era Iker Casillas el que concentraba la atención de todos. Examinado con lupa tras sus discutidas actuaciones en la final continental ante el Atlético de Madrid, en el Mundial y en los amistosos previos a la Supercopa, el capitán madridista pretendía borrar de un plumazo cualquier especulación sobre su titularidad ante la amenaza de Keylor Navas. Lo hizo con la solvencia de antaño. Paró lo que debía y resolvió el entuerto en el que le metieron sus compañeros en la primera mitad con una gran intervención al tiro a bocajarro de Carriço. Si en Lisboa fue el cancerbero el que agradeció con un beso a Ramos el borrar con el gol del empate su pifia anterior, fue en esta ocasión Coentrao el que agradeció con un ósculo su acierto.
La puesta en escena del Sevilla, con unos andaluces intensos y de espíritu rebelde, presagiaba un choque complicado para los blancos, favoritos en las apuestas. Pero el once ultraofensivo se destapó con los mejores minutos de la nueva temporada, generando ocasiones constantes con Bale y Cristiano especialmente activos. Después de varios intentos y un cara a cara que Beto desbarató, CR7 no desaprovechó un gran pase del galés para culminar una de las reconocibles y mortíferas contras blancas y batir a su compatriota cuando se cumplía la media hora de juego.
Toni Kroos, imperial
El Madrid controló el juego a su antojo, y dominó el ritmo dirigido por un imperial Kroos, al que le ha bastado un partido para ganarse los galones de capitán general y de director de orquesta blanco. El alemán estuvo acertadísimo en el pase, puso criterio y orden y demostró que es el gran fichaje del verano en la casa blanca. En los despachos del Bernabéu se frotan las manos de satisfacción por el bajo precio pagado por un hombre de la calidad del ex del Bayern, tal y como está el mercado.
Tras el descanso, poco tardó el '7' merengue en perforar de nuevo la portería rival y certificar el dominio del campeón de la máxima competición continental sin que el Sevilla pudiera discutirle la posesión a un rival superior, que aún pudo aumentar la renta por medio de Benzema. Los de Emery, sin embargo, no cejaron en el empeño y apelaron a la heroica para impedir la segunda Supercopa blanca, pero Casillas respondió con serenidad antes de levantar una nueva copa de campeón. Así, fue Cristiano y no Bale el que se ejerció de príncipe en Gales en un Real Madrid que es el rey de Europa.
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