Un Madrid de chirigota en Cádiz

En el club blanco nadie avisó a Rafael Benítez de que el futbolista estaba suspendido, el minucioso preparador tampoco se percató y el futbolista tampoco avisó al cuerpo técnico. Surrealismo puro.

Minutos después de que el propio Cheryshev marcase un buen gol, tras un gran cambio de juego del colombiano James, con enormes deseos de reivindicarse, la Cope destapó la noticia. A partir de ahí, ni un comentario más sobre los viejos tiempos del 'matagigantes' Cádiz, los recuerdos de Kiko, el salvadoreño 'Mágico' González o 'Sandokán' Juan José, ni tampoco del estreno triunfal de Emilio Butragueño o de aquellas bicicletas mágicas del brasileño Robinho cuando su compatrioa Vanderley Luxemburgo le dio la alternativa en el Real Madrid.

Salvo que el Cádiz no lo denuncie ante el Comité de Competición, algo improbable porque generaría enorme controversia al ir en contra de los intereses de su afición, tan mayúsculo error provocará el prematuro adiós del Real Madrid en dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Es lo que le faltaba al meticuloso Rafa Benítez para quedar en evidencia, sumido en una situación crítica. Existen fallos humanos comprensibles, pero algunos no se pueden permitir en el club más rico del mundo.

Noche fatídica para el club merengue, con Benítez en el foco, y para Cheryshev, que celebró a lo grande su primer gol oficial con la camiseta blanca antes de sentirse quizá en su peor momento como profesional. Tuvo que ser dramático para el ruso salir con sus compañeros al campo en la segunda parte y retirarse al minuto, cabizbajo y hundido. Entonces, el teléfono móvil de Chendo, el delegado del equipo, echaba humo. Y a Benítez ya no le llegaba la camisa al cuello. Aguantó Cheryshev en el banquillo hasta que el partido entró en el descuento. Había firmado antes Isco un doblete y Kiko Márquez el gol del honor para el Cádiz, pero a nadie le importaban esos detalles menores. Desde que supo de la alineación indebida, ya se tomó el partido y el rival a chirogota.

Benítez, reincidente

Paradójicamente, no es la primera vez que ocurre algo similar con el detallista entrenador madrileño. En la campaña 2000-01, en la eliminatoria entre su Valencia y el Novelda, el madrileño brindó la oportunidad al rumano Denis Serban cuando el conjunto che ganaba 0-1, pero entonces superó el número de tres extracomunitarios que la reglamentación permitía. Su equipo quedó fuera de combate. En la presente campaña hay un antecedente claro. Osasuna alineó a Unai García contra el Mirandés en la segunda eliminatoria del torneo del K.O., pese a que este jugador tenía que cumplir un partido de sanción. El club rojillo también fue eliminado.

En el Real Madrid ya se vivieron situaciones similares. Con Jorge Valdano como técnico, durante un partido liguero contra el Compostela, formaron juntos Fernando Redondo, Michael Laudrup e Iván Zamorano, pero el entrenador hispano-argentino dio entrada al eslovaco Peter Dubowski, con lo que durante casi un cuarto de hora se incumplió la limitación de tres extranjeros en el campo. Entonces, sin embargo, el Real Madrid no fue sancionado.

El propio Valdano repitió su error con el Valencia cuando dio entrada al brasileño Marcelinho Carioca cuando elclub del murciélago ya tenía tres futbolistas con ficha de extracomunitarios en el campo. Entonces, el técnico decidió que el jugador sudamericano se retirara de inmediato al percatarse de su error. «Los técnicos están siempre pendientes del partido y en ocasiones esos detalles de la nacionalidad se escapan en el fragor del encuentro. La tendencia en muchos países es acabar definitivamente con las fronteras, pero de momento la reglamentación está ahí y no diferencia entre buena o mala fe. A mí me echaron por alineación indebida», reconoció Valdano años después. Le toca el turno de explicarse a Benítez.