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José Martínez Glera
Jueves, 12 de mayo 2016, 21:36
Los ingredientes son los mismos, pero el menú confeccionado varía. La Rioja Bike Race afronta su tercera edición. Hay corredores como Catriel Soto que aseguran que es una prueba consagrada y son muchos los que la resumen en pocas palabras: trazados increíbles, paisajes espectaculares y ... una gastronomía (vinos incluidos) que invita a sacrificarse por la mañana con la bicicleta. Quien no estará es David Valero, actual campeón de España de Cross Country y compañero de Carlos Coloma y Soto en el MMR. El andaluz se centra en las citas francesa y alemana de la Copa del Mundo y descansa de una carrera en la que el año pasado ganó una etapa y subió al podio en tercera posición.
Los organizadores de la cita riojana de mountain bike han variado el guión. Los dos primeros años arrancó la carrera en dirección a Moncalvillo y se cerró, el tercer día, con el castillo de Clavijo al fondo. La cita de este año cuenta con menos kilómetros que la del 2015, la única de las tres que ha superado los 200 kilómetros. La que comienza mañana se queda en los 198, con 5.937 metros de ascensión. Es muy similar en kilometraje a la del 2014 (196), pero mucho más dura, porque en aquel año se subieron 4.174 metros, es decir, casi 2.000 menos que en la actual.
«Los primeros kilómetros de la etapa del viernes serán rápidos hasta las primeras subidas en Alberite y el ascenso a Clavijo. Después, llegará lo más dura, hasta Luezas. Entre Trevijano y Luezas es donde más diferencias se pueden establecer. La bajada por Senda Bonita es impresionante y luego, casi todo es descenso, a excepción del Pico del Águila. Habrá que estar muy atento en esta etapa para medir las fuerzas», comenta Carlos Coloma en su análisis de la jornada. El pelotón alcanzará los 1.243 metros en su punto más alto, cerca de Luezas, después de 30 kilómetros de subida prácticamente constante; a partir de ahí, descenso continuado.
La segunda etapa mantiene el perfil del año anterior. La más larga, 82 kilómetros, y la más dura, con 2.623 metros de ascenso, un récord en esta competición. «Es una etapa preciosa, la etapa reina. La salida y los primeros kilómetros son muy anchos para tomar posiciones hasta la calzada romana y llegar a Viguera. Luego, encontraremos repechos que pueden complicar la etapa a algunos. Los puntos más importantes y donde se pueden abrir huecos son Nestares y la Regadera de Sorzano. Después, la vuelta a Logroño es muy rápida», apunta el ciclista riojano.
La tercera etapa fue la primera en años anteriores. Moncalvillo como plato fuerte. Después de dos días puede ser más duro si cabe. Es la etapa más corta, con 55 kilómetros y de perfil más suave, 1.506 metros de ascensión, pero puede castigar más de lo previsto. «Es la más rápida y la más explosiva. En poco más de dos horas subiremos a Moncalvillo y se descenderá por la senda de las Neveras de Sojuela. Será importante llegar con fuerzas, no sólo del día, sino de las dos jornadas anteriores, que se notarán», sentencia Coloma.
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