El CSKA Moscú gana y es tercero

El partido tuvo dos caras muy diferentes. En el primer tiempo la maquinaria rusa se olvidó de la semifinal contra el Olympiacos y funcionó a pleno rendimiento, con una gran defensa que impedía a los otomanos anotar, mientras que en la segunda los papeles se intercambiaron y el panorama se transformó radicalmente.

Con un parcial de 12-0 en tres minutos que obligó a Obradovic a pedir su primer tiempo muerto, el CSKA demostró desde el principio que iba a por el partido con un juego veloz y puntos de todos sus hombres. Los turcos tardaron cuatro minutos en anotar su primera canasta y solo llevaban dos en ocho minutos (4-24).

El Fenerbahce, que debutaba en Madrid en una fase final de la Euroliga, no encontraba soluciones al vendaval ruso hasta que tres triples seguidos de Goudelock al final del primer cuarto maquillaron algo el resultado (13-27).

Las ventajas seguían creciendo en el segundo periodo y un parcial de 3-11 en cinco minutos abrió la brecha hasta los 22 puntos (16-38, min 14) y obligó de nuevo a parar el partido a un Zeljko Obradovic que no sabía como parar la producción del CSKA.

Un triple de Fridzon subió a 27 puntos la renta (18-45), lo que no aplacó los ánimos de la numerosa hinchada turca, que siguió apoyando a su equipo a pesar de que el resultado era demoledor al descanso (24-48), como también lo era la valoración global de ambos conjuntos: 9 puntos sumaban los turcos por 62 de los rusos.

Mediado el tercer cuarto la contienda se igualó. Los rusos, que doblegaban a su rival en el minuto 21 (26-52) vieron como los turcos, mucho más intensos que en la primera mitad, se acercaban a 16 puntos tras un nuevo triple de Goudelock (40-56 min 26).

Las embestidas del equipo turco encabezadas por Goudelock y Bjelica eran cada vez más letales y el Barcaycard Center era una fiesta y se parecía cada vez más al Ülker Sports Arena de Estambul.

El tercer cuarto acabó 55-66 y un parcial favorable a los de Obradovic de 31-18 que dejaba abierto el partido en los últimos diez minutos. Una defensa mucho más rocosa y dos canastas seguidas de un gran Goudelock, en el arranque del último cuarto, bajó a siete la desventaja (59-66).