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José Ignacio Gasco
Jueves, 2 de febrero 2017, 22:08
La vida consagrada en La Rioja «ha perdido más de 150 religiosos en los últimos cinco años», según datos aportados por el vicario episcopal de la Vida Consagrada de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, el salesiano Santos Gutiérrez González. La Iglesia católica ... conmemoraba este jueves la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, aunque en el caso de La Rioja la celebración se ha trasladado al domingo, día en que el obispo, Carlos Escribano, oficiará una misa en las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, de Logroño (calle Constitución, 3) a las 17 horas.
Vida Consagrada (que aglutina a «la totalidad de los monjes, religiosas y monjas, así como otros cristianos más comprometidos») suma en la región 595 miembros, que están destinados en 13 monasterios (uno, de monjes y el resto, de monjas contemplativas, además de un centenar de institutos, casas o sociedades). De los 595 de miembros, 454 corresponden a mujeres (que se encuentran en 54 casas), frente a 138 varones (que se alojan en 22 casas).
«Hace cinco años había unos 750 religiosos y religiosas en La Rioja», según Gutiérrez González. «Es evidente que las cifras se han reducido, cada vez hay menos religiosos por la escasez de vocaciones», destaca Gutiérrez». «Yo lo atribuyo -añade- al cambio de valores que hay en la juventud: tenemos tantos recursos y tantas cosas, que no tenemos necesidad de nada, ni de Dios. Aunque creo que los jóvenes de hoy en día son solidarios».
Edad media, muy alta
En cuanto a la edad media de los religiosos, Gutiérrez reconoce que «es muy alta, ya que de los 65 años no baja».
En el capítulo de Vida Contemplativa se contabilizan trece monasterios con 186 integrantes: uno de ellos de hombres, el monasterio de Valvanera, que ocupan 4 monjes; y el resto, otras 12 casas, las integran 182 monjas. Por su parte, en Vida Activa están registradas en La Rioja 21 casas masculinas con 137 monjes; y otras 33 casas con 272 religiosas. Así, estos 409 religiosos se dedican a diversas labores, entre las que destacan principalmente la enseñanza, pastoral parroquial y vocaciones, además de acción caritativa. También se ocupan de tareas desarrolladas en colegios, enfermerías u hospitales. Sobre estas actividades, Gutiérrez señala la gran labor que desarrollan las Hijas de la Caridad «en favor de huérfanos y ancianos».
Sobre el futuro, Gutiérrez indica que «es más fácil ahora que cierren monasterios a que abran» y explica que lo que probablemente «puede pasar es que de tres casas se 'haga' una y la potencien más».
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