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LA RIOJA
Miércoles, 27 de enero 2016, 00:45
El prelado riojano Lucio Ángel Vallejo Balda (Villamediana de Iregua, 1961) es el único de los imputados en el caso 'Vatileaks 2' que permanece detenido (desde el 2 de noviembre), a la espera de que se retome el juicio por el robo y divulgación de ... documentos reservados que hicieron aflorar las oscuras finanzas del Vaticano.
El religioso se encuentra bajo arresto domiciliario en el Colegio de los Penitenciarios vaticanos, muy próximo a la residencia del Papa, donde comparte vida conventual con sus 14 frailes franciscanos dedicados a confesar, en todos los idiomas del mundo, a los peregrinos que acuden a la Basílica de San Pedro. «Una vida austera, pero apacible y totalmente retirada del mundanal ruido», como relata José Manuel Vidal en El Mundo.
Privado de sus móviles de última generación, de periódicos y radio, la televisión es el único medio de comunicación al que tiene acceso, en la sala comunitaria y con el permiso previo del superior de los franciscanos. También desde el teléfono fijo de la comunidad le está permitido hablar, cinco minutos al día, únicamente con su anciana madre, doña Gregoria. Y una vez por semana le permiten recibir la visita de su sobrino, también sacerdote del Opus Dei, que vive y trabaja en Roma.
El relato de El Mundo menciona la austera habitación en la que se aloja Vallejo Balda, con baño y un pequeño estudio con unos cuantos libros religiosos. Y dado que no puede salir para nada del Palacio del Tribunal, se ejercita corriendo por los largos pasillos del convento.
La lectura y la oración ocupan gran parte de su jornada, que durante horas transcurre en la hermosa biblioteca de los frailes, donde predominan los libros de Teología Moral. Allí toma notas, piensa y prepara su defensa ya que -según fuentes curiales- «tiene miedo de no poder defenderse adecuadamente». De hecho, el abogado le fue asignado por el propio tribunal que lo va a juzgar.
Mientras, el resto de imputados en el caso gozan de total libertad y pasean sus versiones por los medios de comunicación, especialmente Francesca Chaouqui, presunta cómplice de Vallejo Balda (en libertad con cargos porque colaboró con los investigadores). En una reciente entrevista concedida al suplemento 'Crónica' de El Mundo, Chaouqui se refiere a los «muchos problemas de cabeza y enemigos imaginarios» del riojano. «Él ya no era feliz con su vida de prelado, pero no la dejaba por su madre. Estaba obsesionado con ella, se hizo cura por ella», declara.
La Santa Sede les pide ocho años de cárcel, aunque aún habrá que esperar a que se retome el juicio (interrumpido durante dos meses mientras se realiza el peritaje de pruebas informáticas). Cinco imputados suma ya este caso, que volverá subirles a la palestra a finales de febrero.
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