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DARÍO MENOR
Lunes, 7 de diciembre 2015, 00:47
roma. «Doy gracias a Dios de que no exista una Lucrecia Borgia». Entre risas de los periodistas que le acompañaban el pasado lunes en el vuelo de vuelta a Roma tras concluir su viaje por Kenia, Uganda y la República Centroafricana, Jorge Mario Bergoglio se ... atrevió a decir en voz alta el nombre que le vino a la memoria al hablar sobre el proceso por el 'caso Vatileaks 2'. No era el único de los presentes que se acordaba de la hija de Alejandro VI, paradigma de mujer fatal crecida a la sombra de un obispo de Roma. En el imaginario colectivo, Lucrecia Borgia es la tal vez la primera referencia que se asocia a Francesca Immacolata Chaouqui, protagonista femenina del juicio abierto por las filtraciones a principios de noviembre de documentos confidenciales que muestran los pufos económicos de la Santa Sede.
Esta laica de 33 años, hija de una italiana y de un marroquí, es una de las mujeres que más poder ha tenido en el Vaticano en tiempos recientes y la que, sin duda, ha gozado de una mayor exposición mediática. Se ha colocado en el centro de una polémica que incluye todos los ingredientes: traiciones, acusaciones cruzadas, supuestos espías, sexo con sacerdotes, la familia Berlusconi, escándalos financieros de la Iglesia... Chaouqui deberá dar explicaciones de este escándalo en el proceso que se retoma hoy en el Tribunal vaticano y en el que está acusada de divulgar información secreta a dos periodistas, también ellos enjuiciados.
En el vuelo del lunes, Francisco reconoció que «se había cometido un error» con el nombramiento de esta licenciada en Derecho y experta en relaciones públicas y de otro de los inculpados en el proceso, monseñor Lucio Vallejo Balda, en la comisión encargada de radiografiar la situación de los organismos económicos y financieros de la Santa Sede, la llamada Cosea. El sacerdote español, en prisión desde principios de mes, habría recomendado para este cargo a Chaouqui, única mujer entre los ocho miembros de este grupo y cuyo nombramiento levantó ampollas. Con su larga melena al viento, una ambición difícil de ocultar y su estilo de mujer fatal rechinaba con la escala de grises habitual de los personajes vaticanos.
Chaouqui se vio envuelta en la polémica desde que se supo que formaba parte de la Cosea. El diario 'Il Giornale', propiedad de la familia de Silvio Berlusconi, celebró su nombramiento recordando una serie de 'tuits' en los que aseguraba que Benedicto XVI tenía leucemia y ponía a parir al anterior secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone. La chica respondió diciendo que le habían pirateado su cuenta de Twitter. Aquel escándalo fue el primer aviso de que el cargo le venía grande, como reconoció en una entrevista en la RAI. «Mi error más importante fue aceptar formar parte de la Cosea. No me di cuenta de lo que me pedían a mis 30 años ni era consciente de que cambiaría mi existencia para siempre». También consideró una equivocación no evitar que Vallejo Balda «se comportase de un modo determinado».
Sexo o pura amistad
Entre la laica italiana y el monseñor riojano hay acusaciones cruzadas. Ella asegura que fue él quien entregó la información confidencial a los periodistas, mientras que el sacerdote español denuncia que la mujer lo tenía subyugado y que lo sedujo. Según la declaración a los investigadores de Vallejo Balda, ambos habrían mantenido relaciones sexuales la noche del 28 de diciembre en un hotel de Florencia. El cura aduce que le perdió el miedo a acostarse con ella porque le aseguró que trabajaba para los servicios secretos y que su matrimonio era sólo un montaje para cubrir sus operaciones. Chaouqui respondió asegurando que a Vallejo Balda no le gustan las mujeres y que en el hotel estaban acompañados por la anciana madre del sacerdote. Como ya publicó este periódico, 'La Repubblica' desveló más tarde varios datos de interés. El más sustancioso es que las camareras encontraron un picardías en la habitación del monseñor. También contó el diario que fueron tres los cuartos reservados en el hotel, por lo que la madre habría dormido sola, y que la cama de la estancia asignada a la joven no estaba deshecha.
El proceso ante el Tribunal vaticano no es el único que afronta Chaouqui. También está siendo investigada por la Magistratura italiana junto a su marido, Corrado Lanino, por haber supuestamente chantajeado a Paolo Berlusconi, hermano del ex primer ministro y editor de 'Il Giornale'. La chica le pidió que no dejara escribir en el diario al periodista que desveló sus polémicos 'tuits', amenazando con sacar a la luz información sobre cuentas secretas de la familia Berlusconi si no le hacía caso.
Resulta improbable que el proceso por el 'caso Vatileaks 2' aclare lo sucedido. Su precedente así lo indica: el juicio por el 'caso Vatileaks 1', en el que fue condenado el mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, dejó más sombras que luces. La propia Chaouqui, embarazada de pocos meses, advierte de que sólo se ha desvelado un 20% de las conclusiones de la Cosea. La puerta, pues, parece abierta para un 'caso Vatileaks 3'.
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