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MARÍA VALLE
Martes, 11 de agosto 2015, 00:39
logroño. La gran mayoría de los nacidos en las últimas cinco décadas no hemos sido amamantados. Tampoco hemos visto amamantar a nuestros hermanos, primos o vecinos. Por el contrario, estamos familiarizados con las tetinas, biberones y leches en polvo. La lactancia materna es un acto ... natural, pero a la vez es un comportamiento que se aprende. Las madres necesitan un apoyo activo para instaurar y mantener un amamantamiento adecuado. Dar el pecho es muy fácil. Tan solo hacen falta una madre, su pecho y su bebé. Pero al mismo tiempo puede hacerse tremendamente difícil, y esto se debe casi siempre al entorno.
Cuando una lactancia fracasa, tenemos que buscar la causa en la falta de apoyo. Una separación injustificada en el momento del nacimiento, la imposición de horarios, un tratamiento equivocado de las grietas o mastitis, la reincorporación al puesto de trabajo. La mayor parte de las veces son el origen de un abandono precoz de la lactancia materna, junto a la percepción errónea de falta de leche por parte de la madre. Si estos problemas aparecen se debe buscar atención especializada cuanto antes y consultar al médico de familia o pediatra.
La leche materna es el alimento ideal para los recién nacidos y los lactantes. Les aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano. Contiene anticuerpos que ayudan a proteger a los lactantes de enfermedades como la diarrea y la neumonía. Además de estos beneficios inmediatos, la lactancia materna propicia una buena salud durante toda la vida. Los adolescentes y adultos que fueron amamantados tienen menos tendencia a sufrir sobrepeso u obesidad, son menos propensos a sufrir diabetes tipo 2 y obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia.
También es beneficiosa para las madres. La lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario en el futuro, ayuda a las mujeres a recuperar más rápidamente su peso anterior al embarazo y reduce las tasas de obesidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida. A los seis meses deben introducirse alimentos sólidos, como purés de frutas y verduras, a modo de complemento de la lactancia materna durante dos años o más.
Además la lactancia debe comenzar en la primera hora de vida. Si el parto ha sido normal y el recién nacido y su madre están sanos, deben permanecer juntos tras el parto y no separarse en ningún momento si el estado de ambos lo permite. El contacto piel con piel durante las dos primeras horas facilitará el primer agarre, muy importante para la instauración de la lactancia. En la sala postparto y en maternidad deben observar y enseñar si es necesario la técnica de amamantamiento.
Debe hacerse a demanda y sin restricción del tiempo. Siempre que el niño lo pida, ya sea de día o de noche. No es necesario proporcionar otros alimentos o bebidas, ni siquiera agua. La primera leche se llama calostro y es muy rica en 'defensas'. La cantidad que se produce es suficiente para satisfacer las necesidades nutritivas del bebé durante los primeros días. Entre tres y cinco días después del parto comenzará a aparecer la leche definitiva. Cuanto más succione más estimulará la producción de leche.
También deben evitarse los biberones, tetinas o chupetes. Es aconsejable evitar el chupete al menos durante un mes, hasta que la lactancia está bien establecida, para evitar la confusión del bebé.
La técnica
El éxito de la lactancia materna depende en gran medida de que la posición al colocar al bebe al pecho sea la correcta. Esto evitará que duela durante la succión y salgan grietas. La madre debe estar cómoda y tener al bebé muy cerca, 'barriga con barriga'. Independientemente de la postura, debe ser el bebé el que se acerque al pecho, y no el pecho al bebé. Para conseguirlo se le estimula rozando su labio superior (incluso la nariz) con el pezón para que abra bien la boca y así abarque no sólo el pezón sino gran parte de la areola. Si la nariz y el mentón del bebé tocan el pecho y no hace ruido al succionar tiene la postura correcta. Si está bien colocado no debe notarse ninguna molestia.
Las posturas más utilizadas son:
1.- Sentada, con la espalda recta y apoyada sobre un respaldo, con los pies apoyados en el suelo o en un taburete, la cabeza del bebé apoyada en el antebrazo y su nariz a la altura del pezón. Puede ser de ayuda colocar un cojín bajo el brazo que sujeta al bebé.
2.- Tumbada en la cama de medio lado, con el bebé también de medio lado, acercándolo al cuerpo de la madre con el brazo que queda libre y apoyando el otro brazo bajo la cabeza o almohada. No se debe sujetar al bebé de la cabeza al acercarle al pecho ya que esto suele provocar un reflejo de retirada, echando la cabeza hacia atrás.
De cualquier manera es recomendable cambiar las posturas de las tomas a lo largo del día para que se vacíen adecuadamente todas las partes del pecho. La duración de las tomas variará de un bebé a otro, cada uno tiene su ritmo. La madre y su bebé se regulan entre sí, y él se retirará cuando se quede satisfecho. Se ofrecen siempre los dos pechos, empezando por el de la última toma para vaciar la leche acumulada. Si rechaza el segundo es porque ya ha tenido suficiente.
La vuelta al trabajo
Muchas madres abandonan la lactancia materna parcial o totalmente al reanudar su actividad laboral porque no tienen tiempo suficiente o no disponen de instalaciones adecuadas para dar el pecho o extraerse y recoger la leche. Dar el pecho y trabajar es perfectamente compatible, aunque se necesita apoyo para mantener el equilibro entre el trabajo y ser una nueva madre. Existen soluciones adaptadas a cada caso según la edad del niño, el horario laboral, el lugar de trabajo y de quién le vaya a atender en su ausencia. Siempre es posible mantener alguna toma ya que la leche no se acaba mientras persista el estímulo.
El paso siguiente en la lactancia materna es la introducción progresiva de nuevos alimentos. A partir de los seis meses se deben introducir alimentos sólidos en forma de puré como complemento de la leche materna. La lactancia no debe reducirse al comenzar a introducir alimentos complementarios. Estos deben administrarse con cuchara o taza y no con biberón. La OMS recomienda mantener la lactancia materna hasta los dos años y posteriormente durará hasta que la madre y su hijo quieran.
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